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Enamoramiento y Autoestima Adolescente

Sotero Moreno Camacho; Montserrat Aycardo Tinajero; Diego Saldaña-Moreno; Jesús Manuel Flores Pérez
Facultad de Psicología, UNAM, División de Estudios Profesionales.
Maximiliano De León González
Jefe del Servicio de Urgencias Pediatría, Hospital Juárez de México

Resumen:
Durante la adolescencia el enamoramiento tiene características peculiares debido a los cambios biológicos y psicosociales que se experimentan en esta etapa de la vida del ser humano.
Por un lado, están la aparición de la pubertad, los cambios hormonales y la activación de la libido; mientras que por el otro, están el deseo de autonomía, la construcción de identidad de aceptación y el sentido de pertenencia y la familia.
Ante una situación tan natural, como es la atracción hacia otra persona, se puede tomar en cuenta lo siguiente: El enamoramiento para el adolescente debe ser una experiencia que lo ayude a crecer como persona y le enseñe a compartir sentimientos, momentos y proyectos con alguien que no es de su familia y esto le ayudará en el futuro a seleccionar mejor a una pareja estable. Por lo tanto, no debe afectar en sus actividades. Por el contrario, evitar una relación que pueda llegar a convertirse en dependiente y dañina, si demanda tiempo exagerado y lo aleja de su familia y amigos; el adolescente no debe aceptar una relación de dominación, pues resultará perjudicial y no permitirá el desarrollo personal.
La autoestima que fue construida por la familia, le permite sentirse seguro de sí mismo y desarrollar plenamente de sus facultades físicas y mentales. Además, es la experiencia de ser aptos para la vida y para sus requerimientos. Y es una actitud positiva o negativa hacia un objeto en particular: el sí mismo. A medida que crece se da cuenta que es juzgado; según esos criterios, se percata de que si desea la aprobación de su grupo debe tratar de destacar en términos de los valores de ese grupo en particular, de los no propios. Es así como la mayoría de los jóvenes tienden a idealizarse mutuamente durante el proceso del cortejo. Debido a esto, las parejas pierden de vista las dificultades que, a largo plazo implica el relacionarse íntimamente. Durante este periodo cada uno atribuye cualidades al otro que no posee.
Palabras clave: Adolescente, amor, amistad, autoestima

Introducción
Los enamorados, quieren fundirse el uno con el otro, hacen común no solo el presente, sino también todo lo que han vivido, permanecen juntos durante horas y horas, y cada uno siente la necesidad de contar al otro su vida, sus experiencias; porque quiere que el ser amado vea las cosas y el mundo tal como él las ha y está viendo. De este modo, el pasado es literalmente rehecho, los viejos amores de desvanecen y el último aparece como el único y más importante (1).
La aceptación por parte del ser amado provoca un aumento en la autoestima y en algunos momentos la frialdad de alguno de los dos ocasiona la pérdida del propio valor del otro. En las personas apasionadas la presencia o el tema del amado determinan un estado de desorganización del pensamiento que se conoce como turbación mental.
El “corazón” del enamorado responde a la presencia de la persona amada con emociones (estados de desorganización) de tipo positivo como entusiasmo, jovialidad o erotismo ardiente; o al contrario, los desaires, la ausencia o la pérdida del amante suscitan afectos de tipo negativo como ansiedad, angustia, melancolía, o ira que pueden llegar a ser enfermizos y en la mayoría de la veces a los padres se les llega a olvidar, esta etapa de la vida (8).
Durante la adolescencia el enamoramiento tiene características peculiares debido a los cambios biológicos y psicosociales que se experimentan en esta etapa. Por un lado, están la aparición de la pubertad, los cambios hormonales y la activación de la libido; mientras que por el otro están el deseo de autonomía, la construcción de identidad, de aceptación y el sentido de pertenencia.
Algunos padres temen que sus adolescentes se enamoren; porque entre sus inseguridades y otras razones, piensan que sus hijos pueden descuidar estudios, proyecto de vida, o dar inicio a las relaciones sexuales irresponsables teniendo como consecuencia un embarazo no deseado. Pese a ello, no se atreven a tocar el tema porque tienen la idea equivocada de que hablar de enamoramiento hará que a su hijo (a) le “entre la idea” e inicie la búsqueda para satisfacer la curiosidad.
Está demostrado, que la mejor manera de evitar que un adolescente tenga conductas de alto riesgo, es dialogando con él sobre los temas importantes para sus desarrollo, como el enamoramiento, la pareja, el sexo, las drogas, la violencia, los valores, etc.
Pensando en una comunicación deficiente, algunos padres se quejan de que sus adolescentes “no les cuenten todo”. ¿Pero cómo reaccionarían los padres, si sus hijos de repente les contaran todo? Los adultos suelen reaccionar poniendo una barrera en la comunicación sobre determinados temas tabú.
Existen situaciones comunes en los adolescentes cuando están enamorados:
-El adolescente que se enamora y cuyos padres no lo aceptan, pues para ellos sigue siendo un “angelito” asexual, lo amenazan o lo maltratan físicamente, y este responde ocultando información, se siente mal y corre riesgos innecesarios con fugas o citas a escondidas, etc.
-El adolescente cuyos padres aceptan que se enamore, pero no permiten que a la pareja se le vea en casa. Los padres hacen uso de la típica frase: “de la puerta hacia fuera, no más”, están perdiendo la valiosa oportunidad de conocer a la persona con quien está saliendo su hijo o hija.
-El adolescente que no tiene pareja, que causa preocupación a sus padres, sobre todo si es varón, y origina suspicacias sobre su preferencia sexual. Se debe tomar en cuenta que el hecho de tener, o no, una pareja es una opción libre, una decisión personal que debe ser respetada.
Ante una situación tan natural, como es la atracción hacia otra persona, se puede tomar en cuenta lo siguiente: El enamoramiento para el adolescente debe ser una experiencia que lo ayude a crecer como persona y le enseñe a compartir sentimientos, momentos y proyectos con alguien que no es de su familia y esto le ayudará en el futuro a seleccionar mejor a una pareja estable. Por lo tanto, no debe afectar en sus actividades. Por el contrario, evitar una relación que pueda llegar a convertirse en dependiente y dañina, si demanda tiempo exagerado y lo aleja de su familia y amigos; es una condición que el adolescente no debe aceptar, una relación de dominación, pues resulta perjudicial y no permite el desarrollo personal.
El enamoramiento transcurrirá como una etapa hermosa de la vida, si la elección de pareja es libre, sin presiones, con el respeto pleno y tolerancia de la familia.
Los adolescentes por su parte, deben responder con confianza, saber escuchar y dar muestra de una conducta responsable, respetando los límites que se les da en casa y esperar con paciencia, pues todo tiene su momento. El enamoramiento es parte de la vida y el adolescente merece disfrutarla a plenitud sin correr riesgos innecesarios para su salud física y mental.
Álvarez (2), considera que un adolescente enamorado, debe atender a cinco componentes importantes en el proceso del amor y comprenderlos, esto significa que la construcción (por parte de los padres) en el sentido de la autoestima ha sido adecuada y esta facilitará el estar con la pareja indicada. Estos son: conocimiento, compresión, aceptación, respeto y amor.
El conocimiento empieza desde los primeros meses de vida, consiste en darse cuenta de lo que sucede al alrededor, y lo que ocurre dentro de nosotros. Así poco a poco se van conociendo las cualidades, habilidades y destrezas; así como las necesidades, desde las básicas de alimento y vestido, hasta las más complejas de instrucción, educación y recreación.
Al conocimiento le sigue la compresión, y ésta significa entender lo que ocurre dentro de él y su alrededor. En la medida en que entiende lo que pasa se relaciona mejor con el mundo exterior y con su mundo interior, y puede ser un individuo más completo.
La aceptación es admitir y reconocer lo que somos y nuestra forma de ser, y esto nos permite tomar decisiones importantes.
El respeto es lo que lleva a expresar sentimientos y emociones, sin darse cuenta de sufrir culpas. El autorespeto hará buscar aquello que lo haga sentirse orgulloso, satisfecho y en paz. La consecuencia lógica de todo este proceso, será el amor a sí mismo; como seres humanos importantes y valiosos. Este amor, surgirá espontáneamente y desembocará en una autoestima sólida y vigorosa.
Se debe tomar en cuenta que el joven se relaciona con compañeros de escuela, continúa su crecimiento, desarrollo físico y emocional, y ahí también se pone a prueba su autoestima. Sobre todo en la adolescencia y poco después, hay momentos importantes de reflexión en que los adolescentes, se miran en el espejo y no sólo analizan los cambios de su cuerpo, sino de toda su persona; cada adolescente se pregunta ¿quién es?, ¿para qué está aquí?, ¿qué le espera en el futuro?
La autoestima sólida le permite sentirse seguro de sí mismo y desarrollar plenamente todas sus facultades físicas y mentales (2). También la autoestima, es la experiencia de ser aptos para la vida y para sus requerimientos. Más concretamente consiste en: confianza en la capacidad de pensar y de afrontar los desafíos de la vida. Y es una actitud positiva o negativa hacia un objeto en particular: el sí mismo. El niño aprende desde edad temprana lo que está bien y lo que está mal, lo que es importante para él y lo que no lo es.
A medida que crece se da cuenta que es juzgado; según esos criterios, se percata de que si desea la aprobación de su grupo debe tratar de destacar en términos de los valores de ese grupo en particular, de los no propios.

La diferencia entre amistad y enamoramiento
La primera es un eslabón para el adolescente, antes de pensar en construir una relación estrecha con el sexo opuesto, lo que desembocará en la formación de un noviazgo. Las citas, son el preámbulo a veces necesario para que se dé este proceso, conocer cuales son las ventajas y beneficios que ofrecen puede ser un factor interesante.
Al principio de la adolescencia, casi todas las interacciones con el sexo opuesto tienen lugar en grupos. Muchos adolescentes prefieren esta clase de contacto que la relación cercana de las citas. “Dar la vuelta” (ir a sentarse a platicar en una esquina o cualquier sitio público) es un pasatiempo popular de esta edad, y se vuelve cada vez más “educativo”; conforme pasa el tiempo, a menudo esta forma de interacción es el primer paso para aprender a relacionarse con el sexo opuesto (3).
Rotenberg, (6) define que la amistad está basada en valores de confianza, y estos hacen referencia a la tendencia de los niños a preferir como amigos y aconsejadores aquellas que demuestren cualidades como guardar y no romper promesas, secretos y decir la verdad antes que mentir.
Para Sánchez-Aragón (7), la amistad es lo mejor que tiene el ser humano, es indispensable cultivarla, pues es el inicio de algo más firme que se caracteriza por el deseo de conocer a fondo a otra persona y su vida, por la solidaridad, la lealtad, la incondicionalidad, la reciprocidad, la aceptación de la persona y empatía. Así mismo se reconoce por la búsqueda de afinidades, compatibilidades y la complicidad entre sus miembros. En esta etapa surgen emociones y sentimientos al ver a la persona que van desde el cariño, confianza, agrado, simpatía y felicidad, hasta seguridad, tranquilidad y amor.
Dentro de las conductas propias de esta etapa se busca mayor acercamiento, pláticas con mayor intimidad, ser sincero, abierto y respetuoso; existe apoyo mutuo, cuidado por el otro y comprensión. Además hay contacto físico y se conduce en forma amable y honesta. Ya que si una persona decide adentrarse más en una relación pasa a una siguiente etapa, en la que el simple interés de querer acercarse más a la persona, implica una motivación afectiva común a la amistad, o en algunos casos, una motivación instrumental en la que la persona piensa que la interacción le ayudará a solucionar una serie de necesidades.
Con la amistad, se da una constante re-evaluación, que lleva al mantenimiento o incremento de la relación, así como una definición de sus normas y alcances. Cabe señalar que esta etapa puede incluir sentimiento de intimidad y cercanía profunda. Sin embargo, excluye aspectos románticos, pasionales y sexuales.
Cuando los adolescentes, comienzan a salir con alguien seriamente tienen experiencias nuevas que no les son familiares. Empiezan a descubrir las reglas de la sociedad para la conducta en las relaciones y el noviazgo. En suma, tratan de saber como impresionar a alguien que es realmente especial para ellos y cómo ser ellos mismos en una relación así, pues la relación de noviazgo permite ver las características de la persona con quien se relaciona, y mediante la convivencia cotidiana se sabe cómo es la pareja. En esta convivencia se opta por seguir manteniendo por más tiempo la relación, o bien, concluirla. Así, con la pareja hay que tener claras las expectativas individuales, las características propias de la pareja y lo que están dispuestos ambos a cambiar, compartir, negociar y conservar. Así mismo, es importante percatarse de cuáles son las características o necesidades, por ejemplo: compromiso, poder, amor, relaciones sexuales, clase social, dependencia o desarrollo y posturas filosóficas e incluso religión.
A través de la historia, se ha comprobado que en todas las culturas (incluyendo la mexicana) se han establecido ciertas normas, valores y principios, los cuales han predeterminado los roles a seguir en cada individuo, siendo éste quien introyecta y determina sus características propias.
Según Kimmel y Weiner (5) la idea de tener un novio (a) y de que los demás lo sepan, es a menudo más emocionante, que el propio hecho de tener parejas. Sobre todo ante el fenómeno de audiencia imaginaria o al fenómeno de popularidad. Si la relación se da bajo estos dos términos, el otro estará en función del entorno, en lugar de las necesidades del individuo o de la relación.
En una investigación llevada a cabo por Rivera-Aragón, Díaz-Loving y Flores-Galaz (citada en 4) para las mujeres solteras, en el caso de la pareja ideal, se presenta un claro énfasis en el físico y factores de buena posición social y económica. En el caso de los hombres solteros, la pareja ideal se presenta con un claro énfasis en el aspecto físico y social además de ser cariñosa y comprensiva.
Es así como la mayoría de los jóvenes tienden a idealizarse mutuamente durante el proceso del cortejo. Debido a esto, las parejas pierden de vista las dificultades que, a largo plazo implica el relacionarse íntimamente. Durante este periodo cada uno atribuye cualidades al otro que no posee.

Bibliohemerografia:
1. Alberoni, F. (1993). Enamoramiento y amor. Barcelona: Gedisa.
2. Álvarez, C. (1998). Obesidad y Autoestima. México: McGraw-Hill.
3. Craig, J. (1997). Desarrollo Psicológico. México: Prentice Hall.
4. Díaz-Loving, R. (1999). Antología Psicosocial de la pareja. México: Porrúa.
5. Kimmel, D. y Weiner, I. (1998). La adolescencia: Una transición del desarrollo. Barcelona: Ariel.
6. Rotenberg, K. (1995). Development of a scale to measure individual differences in children´s trust – value basis of friendship. The journal of genetic psychology No, 156 (4), 489-502.
7. Sánchez-Aragón, R. (2003). El Significado de la Amistad: qué espero y qué quiero dar. Revista de Psicología Social y Personalidad, XVII (2), 113-128.
8. Orlandini, A. (1998). El enamoramiento y el mal de amores. México: Fondo de Cultura Económica.

Boletin AMUP Asociación Mexicana de Urgenciologos Pediatras A.C.


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