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Reflexión sobre la intolerancia
Víctor Hugo Malagón  

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Desde el centro

Es sorprendente la capacidad de algunos compatriotas de asumir que su lectura individual de la realidad es la única y la verdadera.

He tenido oportunidad en las últimas semanas de intercambiar ideas y experiencias con personas provenientes de distintos países y veo con preocupación que las expresiones absolutistas y radicales son fuente principal de la intolerancia. Como de costumbre, algunos que se ufanan de su pensamiento “progresista” terminan siendo más dogmáticos e intolerantes que ninguno.

Aunque en algunos países de Latinoamérica son cada vez más frecuentes (y hasta aceptadas) las violaciones sistemáticas a las libertades fundamentales como la de expresión y de pensamiento, y sin ninguna vergüenza, por ejemplo, se cierran canales de televisión y medios de comunicación, o se intervienen por la fuerza algunas empresas, o se detienen o se expulsan a opositores del régimen de turno, muchas veces con la excusa de la realización de socialismos utópicos que disfrazan proyectos populistas antidemocráticos; y aunque los intolerantes traten de comparar el comportamiento de nuestro gobierno con el de otros nefastos gobernantes de la región, por fortuna Colombia sigue siendo un país en el que, a pesar de los problemas, todavía es posible pensar autónomamente y tener el legítimo derecho de asumir una posición u otra sobre la realidad. Por eso es tan molesto que, a falta de argumentos, los recalcitrantes acudan a la descalificación personal y hasta la ridiculización de quienes piensan diferente a ellos.

Debo insistir en aquella idea; “el 82% de los ciudadanos no somos imbéciles”. Frente a un debate sobre la realidad política de Colombia que, en condiciones normales, debería ser una discusión sensata y respetuosa de las diferencias en puntos de vista, lamenté tener que oír sentencias como aquella que indica que la razón por la cual algunos somos simpatizantes del actual gobierno es porque somos ignorantes y hemos sido manipulados por los medios de comunicación y por supuesto “deslumbrados” irracionalmente por la imagen que “falsamente” nos ha sido vendida de nuestro Presidente, por lo tanto hay un muy pequeño grupo de iluminados que sí son capaces de ver la realidad y se burlan entonces de la imbecilidad de esa, más que representativa, mayoría de ciudadanos”.

Mientras que el debate no sea abierto, constructivo y respetuoso de la diferencia, no podremos avanzar en la consecución de la paz para Colombia.

Víctor Hugo Malagón
Secretario de la Fundación Carolina Bogotá Colombia
Podium