El 27 de octubre de 1986 es ya una fecha que ha quedado grabada para siempre en la historia del camino arduo y esperanzador de la humanidad hacia la paz, a través de la oración. En vísperas del tercer milenio, por primera vez en la historia, jefes y representantes de las Iglesias cristianas y Comunidades eclesiales y de las diversas Religiones de todo el mundo se reunieron en Asís, invitados por el Papa Juan Pablo II, para rezar por la paz. Al mismo tiempo, en casi todas las latitudes del planeta callaron las armas, en respuesta a la llamada para una tregua universal que el mismo Papa había formulado para ese día: “¡Paz! Un ideal hecho plegaria en la ciudad de San Francisco, ¡Paz!, un grito religioso que ha subido al cielo y cuyos ecos se han difundido por el orbe entero”.
El 25 de enero de 1986, durante la clausura del Octavario de Oración por la Unidad de los Cristianos, en la basílica de San Pablo Extramuros, Juan Pablo II convocó a un encuentro de oración en Asís para pedir por la paz. La invitación iba dirigida no sólo a los cristianos, sino también a todos los que creen en Dios. El histórico encuentro tuvo lugar el lunes 27 de octubre del mismo año, centrando la atención del mundo entero hasta tal punto, que ese día se ha convertido en una “fecha para la historia”.
Ese 27 de octubre, el Papa llegó a la basílica de Santa María de los Ángeles a las 8:45 a.m., procedente de Perusa. En la puerta central de la basílica acogió a cada una de las delegaciones de las religiones invitadas. Ya en el interior de la misma, las distinguidas personalidades religiosas se colocaron en semicírculo en torno a la Porciúncula. Tras el canto del Salmo 148, al que siguió un tiempo de recogimiento en silencio, el Pontífice pronunció un discurso en el que explicó la finalidad del encuentro y el significado de esta singular Jornada. Acto seguido, las delegaciones se distribuyeron por diversos lugares de Asís, donde cada una, por separado, iba a hacer su oración por la paz.
La plegaria ecuménica por la paz que realizaron los cristianos y a la que asistió el Papa, tuvo lugar en la catedral de San Rufino, y en el curso de la misma Su Santidad pronunció una alocución.
Tras media hora de descaso -la Jornada era también de ayuno-, los varios grupos acudieron a la plaza de la basílica inferior de San Francisco, como peregrinos de la paz, en silencio, y allí se desarrolló la tercera parte de la Jornada, en la que, a partir de las 2:30 p.m. y por turno, cada una de las familias religiosas representadas oró en presencia de las demás, que asistían en silencio y respetuosamente. Sólo la familia a la que tocaba orar se destacaba un poco del grupo y recitaba su oración desde un atril que se hallaba colocado a un lado del escenario. El cardenal Roger Etchegaray hizo la introducción a la oración, hablando sobre la Jornada y sobre lo que significaba “estar juntos para orar”. Se fueron sucediendo la oración de los budistas, hindúes, jainistas, musulmanes, sintoístas, sikh, de las religiones africanas tradicionales, amerindia, zoroastrana, de los judíos y de los cristianos. En la celebración hubo cantos y gestos simbólicos, ramos de olivo, palomas blancas lanzadas al vuelo... Finalmente, Juan Pablo II pronunció el discurso conclusivo.
A las 6:00 de la tarde, los representantes de las diversas familias religiosas tuvieron con el Papa un ágape fraterno en el refectorio del convento de San Francisco. Luego, Juan Pablo II regresó al Vaticano.
Como queda dicho, El 25 de enero de 1986, el Papa lanzó un apremiante llamamiento en favor de la paz y anunció la promoción de un encuentro de oración por la misma en Asís. Más tarde, el 6 de abril, anunció que el encuentro se celebraría el 27 de octubre. Durante su viaje apostólico a Francia, en Lión y precisamente el 4 de octubre, fiesta de san Francisco, el Papa hizo un llamamiento para una tregua universal de combates. En los meses anteriores a la celebración de la Jornada, Juan Pablo II se estuvo refiriendo constantemente al encuentro de oración por la paz, ilustrando sus motivos y su contenido, e invitando a todos a unirse espiritualmente al mismo. Y ha seguido fomentando el espíritu de Asís en multitud de ocasiones, entre las que reviste un relieve del todo especial el Encuentro de oración por la paz en Europa, celebrado también en Asís, en enero de 1993.
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28 de Febrero de 2011 |