En las agresiones de hijos a sus progenitores no hay distinción de clases sociales; la ley no ayuda: da al menor estatus de adulto sin serlo, pero no le penaliza
Lo dice el último informe de la Fiscalía General del Estado: se está produciendo un “preocupante” incremento de los casos de violencia doméstica ejercida por los hijos adolescentes sobre sus propios padres. Además, en estas agresiones no hay distinción de clases sociales y la mayoría de jóvenes que pegan a sus padres son reincidentes.
El Informe Anual de 2008 del máximo órgano de los fiscales, hecho público este lunes, 21 de septiembre, con motivo del Año Judicial, señala que para estos supuestos no siempre es posible ni estaría justificado el internamiento del menor, ya que ello puede acabar deteriorando “de manera irreversible” la relación de afecto paternofilial y puede “contaminar” la personalidad del menor y agravar el problema de fondo.
Pero, ¿cuál es en realidad el problema de fondo? Entre las diversas causas que provocan esta agresividad de los hijos hacia los padres, así como el aumento de otro tipo de anomalías en la conducta de los jóvenes, destaca especialmente la caída de la práctica religiosa, como muestran diversos estudios.
Además, las últimas leyes o remodelaciones normativas llevadas a cabo por el Gobierno socialista en España no han hecho otra cosa que empeorar la situación: concede al menor el estatus de adulto sin serlo, pero no le penaliza.
Más ‘patología’ social adolescente
El informe de la Fiscalía, de hecho, lo que destapa es lo que se podría considerar como una ‘patología’ de los jóvenes, de cuya radiografía se pueden extraer otros muchos elementos que la componen. Entre ellos, ateniéndonos a recientes noticias, podríamos enumerar los siguientes:
- Según datos de la ONG Save the Children, el 20% de las violaciones las cometen menores. El informe señala que la franja de edad desde los 14 a los 18 años es la más delictiva, aunque sólo representan el 7% de la población de entre los 14 y los 65 años.
- En España, en 2007, según consta en la Memoria de la Fiscalía, se produjeron 1.501 delitos contra la libertad sexual protagonizados por menores.
- Sólo en la Comunidad de Madrid, en 2008 se incoaron las siguientes diligencias preliminares a menores de 14 años: 323 faltas en general; 266 hurtos; 211 robos con violencia; 175 lesiones; 104 daños; 54 amenazas e injurias; 36 contra el orden público; 29 robos con fuerza; 20 actos de violencia doméstica; 19 agresiones sexuales; 17 robos de vehículos; 8 robos en casa habitada; 4 estafas; y 3 contra la salud pública. E
- Aumentan las agresiones sexuales entre adolescentes, mientras esas agresiones son impunes ante la ley si los autores tienen menos de 14 años. Sin embargo, esos mismos adolescentes pueden mantener relaciones sexuales con adultos.
- La Banda del Pimiento, una pandilla integrada por payos y gitanos de entre 12 y 17 años, violan a una niña de 13 años con la edad mental de 7 en Isla Cristina, Huelva. El grupo ya había dado palizas anteriormente y cometido atracos
- Condenado un menor a un año de libertad vigilada por amenazar a una joven, también menor de edad, con difundir a través de Internet fotos de ella desnuda. El condenado se había ganado su confianza a través de un chat para que posara sin ropa y simulando prácticas sexuales.
- La tasa de consumo de cocaína en España supera la de Estados Unidos y la Unión Europea. Aunque la noticia está basada en datos de 2008 del Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías y de la Encuesta Domiciliaria sobre Alcohol y Drogas en España 2007/2008, su vigencia es indiscutible y tiende a ir en aumento. A este consumo se puede sumar también el de ‘porros’, y que la oferta de ambas drogas llega incluso a los niños de 12 años.
- Un nuevo informe sobre el fracaso escolar constata que cuatro de cada 10 alumnos no acaban el bachillerato. Se trata de un estudio de la Comisión Europea y la red educativa Eurydice. Nuestro país es el tercero de Europa en abandono escolar, sólo superado por Malta y Portugal. Otros informes como el prestigioso PISA constatan el fracaso escolar español.
- Madrid castigará con penas de cárcel las agresiones a profesores. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha anunciado una ley para conferir a los docentes autoridad pública, otorgándoles así el “respaldo moral” que necesitan y para que tengan “un estatus que en estos momentos no tienen”.
Estatus de adulto, pero sin penalizar
Todas estas noticias ponen de manifiesto el gran problema que la punible actuación de muchos jóvenes está causando a la sociedad española. Sin embargo, el actual marco legal y permisividad social existentes otorgan al menor estatus de adulto, pero le ahorran a esa edad la penalización de los delitos que comete.
Prueba de ello son, por ejemplo, la emancipación sexual a partir de los 13 años, que permite a un menor mantener relaciones sexuales con un adulto sin que los padres puedan impedirlo; el acceso por parte de menores a la llamada píldora del día después, también sin necesidad de conocimiento paterno; o el proyecto de nueva ley del aborto, que propone que las adolescentes puedan abortar sin ese conocimiento y consentimiento por parte de los padres.
También se debe incluir en este apartado la aprobación por parte del Congreso de los Diputados de aprobar, el 20 de diciembre de 2007, la propuesta del Gobierno de eliminar del Código Civil la posibilidad de “corregir razonable y moderadamente” a los niños mediante un cachete, asumiendo así el Estado el papel de los padres y restándoles autoridad.
De esta manera, las leyes convierten a los menores en adultos sin serlo. Al mismo tiempo, la ley de Responsabilidad Penal del Menor, del año 2000 y modificada en el 2006, establece que la mayoría de edad penal en España se sitúa en los 18 años, mientras que los menores de esa edad no serán responsables criminalmente.
Asimismo, también establece que a partir de 14 años se pueden aplicar medidas correctoras y que los menores de 14 años quedan exentos de cualquier responsabilidad.
Como resultado de todo ello, nos encontramos que, una generación de jóvenes que técnicamente están mejor preparados y tienen un mayor porcentaje de titulaciones que años atrás, es también la que tiene más problemas para insertarse socialmente y en el mercado de trabajo. Los conocimientos que adquieren no les dotan de más sabiduría.
Prueba de ello es el hecho de que, entre los 18 y 24 años, el 30% de los jóvenes creen en espíritus; el 21% en curanderos; y el 11% en brujas. Cabe señalar que, contrariamente a lo que se podría pensar, los jóvenes creen más en estas cuestiones que los mayores de 65 años, que sólo en un 5% creen en brujería.
Principal causa: caída de la práctica religiosa
Todo este cúmulo de despropósitos por parte de los jóvenes, con graves consecuencias para la sociedad en su conjunto, está muy vinculado a la caída de la práctica religiosa en España.
Un estudio de 2008 de Libro de Vida –Metadigma- muestra que en España, desde los 13 a los 15 años, sólo un 17% son religiosos; mientras que el Instituto de Juventud del Ministerio de Igualdad dice que apenas un 12% de entre 15 y 29 años lo son.
Al mismo tiempo, otro estudio de la Universidad Brigham Young, publicado en el Journal of Drug Issues, revela que lo que importa de verdad es la religiosidad individual del joven, su convicción personal, independientemente de que haya crecido en una iglesia.
También señala que la creencia religiosa defiende al joven creyente ante el consumo de drogas. “No me importa si está de moda y todos lo hacen; yo no”, dicen estos jóvenes.
El estudio demuestra que los jóvenes religiosos abusan mucho menos del alcohol, el tabaco y las drogas. Los sociólogos se han basado en los datos obtenidos a través de 13.500 adolescentes norteamericanos de la última encuesta longitudinal de salud adolescente y encuestas a 4.980 estudiantes del religioso Estado de Utah.
El informe muestra al mismo tiempo que si los jóvenes cristianos consumen menos alcohol o drogas no es sólo porque su entorno no consume, sino que incluso cuando el entorno consume, el joven religioso rechaza este hábito.
Mejores resultados escolares
Por otra parte, según datos facilitados por Instituto de Estudios del Capital Social (INCAS), los jóvenes que van a escuelas religiosas o que, asistiendo a otro tipo de centros, son estudiantes que practican la religión tienen un mayor rendimiento escolar.
“La escuela que comparte una misma comunidad de creencia favorece el capital social y mejora el rendimiento escolar”. Al mismo tiempo, “la práctica religiosa guarda relación con unos mejores resultados”, señalan los datos.
La información del INCAS considera “la relación que puede existir entre el fracaso escolar enquistado y la caída de la práctica religiosa entre los adolescentes, y la mayor o menor presencia de la escuela concertada, que es mayoritariamente confesional”.
Los datos se basan, entre otras fuentes, en un estudio sobre 893 escuelas públicas, 84 católicas y 27 privadas. Los resultados directos, en términos de fracaso escolar, teniendo en consideración los diferentes entornos sociales, eran los siguientes: escuela pública: 14,4%; católica: 3,4%; y privada laica: 11,9%.
En la escuela pública y en relación con el fracaso escolar, los estudiantes que no asisten nunca a oficios religiosos representan el 19,5%, mientras que los católicos practicantes que abandonan son el 9,1%.
En la escuela católica y también en relación al abandono escolar, los católicos practicantes representan el 2,6% y los no practicantes el 5,9%.
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