Editorial: F Edición: 2009 Páginas: 80
Desde el siglo XVI hasta el fin de la conquista del mundo, los testimonios de exploradores, misioneros, viajeros y eruditos han sido unánimes. Americanos o africanos, de las estepas siberianas o de los desiertos australianos, los pueblos primitivos son violentos. La literatura etnográfica contemporánea había guardado un inexplicable silencio sobre este fenómeno.
El antropólogo y etnólogo francés Pierre Clastres investiga las causas y funciones de la forma más brutal, pura y social de la violencia: la guerra. ¿Es intrínseca a la biología del hombre? ¿Representa una competencia entre grupos para apropiarse de bienes escasos? ¿O es, como sostiene Lévi-Strauss, el resultado de un intercambio malogrado?
Basándose en hechos etnográficos, el autor demuestra el carácter estructural y político de la actividad bélica en la sociedad primitiva. Analiza la restringida autoridad del jefe, limitada a hablar en nombre de una ley ancestral inalterable.
Estudia el papel de los enemigos y de las alianzas. Explica el estado de guerra permanente y su lógica centrífuga de dispersión. Revela por qué la comunidad primitiva, conservadora, homogénea e independiente, renuente a cualquier tipo de división social y de acumulación de poder, es una sociedad para la guerra y en contra del Estado.
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