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Israel recuerda a las víctimas del Holocausto, mientras los supervivientes viven en la pobreza. Vicente Poveda

25 Abril 2007



Mons. Antonio Franco, Nuncio Apostólico en Israel y Chipre;
y Delegado Apostólico para Jerusalén y Palestina

 

Las frágiles relaciones entre el Vaticano e Israel han sufrido recientemente un nuevo bache por el tratamiento dado a la figura de Pío XII en el Museo del Holocausto de Yad Vashem en Jerusalén. El nuncio ante el Estado hebreo, Antonio Franco, desató un gran revuelo en el país al amenazar con no participar en la ceremonia anual en Yad Vashem en recuerdo a las víctimas de la Shoah, en protesta por una fotografía del Papa Eugenio Pacelli en cuyo pie se acusa al Pontífice de haberse mantenido pasivo frente al exterminio de los judíos.

Mons. Franco, quien finalmente sí asistió a los actos el pasado 15 de abril, declaró a medios israelíes e italianos que con su gesto ha querido llamar la atención para que se presente de manera más clara la verdad histórica sobre Pío XII y que ni mucho menos está en contra del recuerdo a las víctimas.

La actitud del Papa Pío XII frente al Holocausto de seis millones de judíos es desde hace décadas objeto de agitados debates entre historiadores. En el pie de foto en cuestión que se puede leer en Yad Vashem desde 2005 se afirma por ejemplo que "pese a que llegaban al Vaticano informes sobre el asesinato de judíos, el Papa no protestó, ni verbalmente ni por escrito" y que "cuando se deportó a judíos de Roma a Auschwitz, el Papa no intervino". No obstante, la Santa Sede insiste en que Pacelli ayudó a salvar a miles de judíos, escondiéndolos en iglesias romanas, y que mantuvo una intensa actividad diplomática para evitar que los nazis prosiguieran con sus crímenes. De esto último dan testimonio numerosos documentos salidos a la luz a raíz de la progresiva desclasificación a partir de 2003 de los archivos vaticanos relativos a las relaciones con la Alemania nazi, que han servido de base para libros en los que se presenta más positivamente la figura de Pío, como "El Papa que salvó a judíos", de Matteo Luigi Napolitano, o "El Vaticano y Hitler. Los archivos secretos", de Peter Godman, o "Los Justos. Los héroes desconocidos del Holocausto", del historiador británico Martin Gilbert (ver Aceprensa 15/07).

Por dicho motivo, el nuncio en Israel escribió una carta al director de Yad Vashem, Avner Shalev, en la que afirmó que le "duele acudir al museo y ver a Pío XII representado de esa manera". Mons. Franco consideró además que "no se puede colocar al Papa entre hombres que tendrían que avergonzarse por lo que hicieron contra los judíos. Pío XII no debía avergonzarse por todo lo que hizo para salvar judíos, algo constatado por fuentes históricas". Tal vez obviando los estudios más recientes y los documentos salidos en los últimos años de los archivos vaticanos, el director del museo se mostró convencido de que las informaciones presentadas sobre el Papa Pacelli en la exposición "se asientan firmemente en la verdad histórica más actualizada", pero expresó su disposición a analizar cualquier nueva documentación al respecto.

La pobreza de los supervivientes

El afán del Estado israelí por buscar las responsabilidades históricas del Holocausto contrasta con la escasa preocupación por la situación actual de los que lo sufrieron. Según estadísticas difundidas por organizaciones de supervivientes del Holocausto con motivo de los actos del pasado 15 y 16 de abril, una cuarta parte de los 250.000 supervivientes del Holocausto residentes en Israel vive por debajo del nivel de pobreza, que en el país se sitúa en 360 euros mensuales.

En reacción a dichas cifras, el diario "Yedioth Ahronot" (18-04-2007), el de mayor tirada del país, comentó: "El Estado de Israel ha sido capaz de conseguir lo inconcebible: la ceremonia oficial anual en recuerdo a la matanza de judíos a manos de los nazis se ha convertido en un día de memoria y desgracia. Los medios se han hecho eco compasiva y justificadamente de las voces de decenas de miles de refugiados del infierno gravemente azotados por la pobreza".

El "Yedioth" hace referencia a que los judíos que se quedaron en Alemania o Europa occidental reciben generosas pensiones y fondos de reparación que les permiten vivir su vejez en dignidad. "Los supervivientes que se decantaron por la opción sionista y vinieron aquí para participar en la fundación del Estado fueron forzados a aceptar que el Gobierno administrara sus indemnizaciones (pagadas por Alemania). Los fondos pasaron a engrosar las arcas estatales, estrictamente controladas por funcionarios gubernamentales designados para esta labor. Se han aferrado durante décadas a los fondos de los que han sufrido. Pedir cualquier ayuda adicional suponía afrontar un proceso de humillaciones; el que se les reembolsara los costes de una prótesis dental exigía un largo recorrido por procesos y tribulaciones. Si se lamentaban sobre el deterioro de su estado, a menudo eran tratados como estafadores".

Según cifras oficiales, Alemania ha pagado hasta la fecha al Estado hebreo unos 35.000 millones de euros en concepto de reparaciones por las atrocidades nazis y anualmente destina todavía unos 367 millones en pensiones a unos 20.000 supervivientes del Holocausto residentes en Israel. Además, otros 40.000 reciben una ayuda mensual del Estado israelí de unos 240 euros, mientras que el resto, unos 180.000, no recibe ningún tipo de pago en concepto de reparación. Entre ellos se encuentran muchos miles procedentes del antiguo bloque soviético que se han afincado en Israel desde la caída del comunismo y que no pueden acogerse a ninguna ley de indemnización.

Pío XII instó a acoger a judíos perseguidos.

Comentando la actitud del museo de Yad Vashem, el cardenal Tarsicio Bertone, secretario de Estado, reveló que Pío XII firmó el 25 de octubre 1943 "una circular de la Secretaría de Estado con la que se instaba a acoger a los judíos perseguidos por los nazis en todos los institutos religiosos, abrir los institutos e incluso las catacumbas".

Hay que tener en cuenta que la redada nazi del gueto de Roma tuvo lugar pocos días antes, el 16 de octubre.

Otro documento que permite comprobar esta iniciativa es el "diario doméstico" de las religiosas agustinas de Santi Quattro Coronati, revelado por la revista "Trenta Giorni", donde se escribe: "En estas dolorosas circunstancias el Santo Padre quiere salvar a sus hijos, también a los hebreos, y ordena que se dé hospitalidad en los monasterios a estos perseguidos. También las clausuras deben adherirse a este deseo del Sumo Pontífice y, desde el 4 de noviembre, hospedamos hasta el 6 de junio a las personas aquí mencionadas..."

Fuente: Aceprensa