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El negocio de la moda, nunca tan a pie de calle

Firmado por Carmen Llovet

Se ha cerrado el mes de las pasarelas y por ellas ha desfilado mucho más que la nueva colección 2008. El debate sobre el modelo de mujer que proponen algunos diseñadores se ha inflamado por una imagen provocadora de una campaña contra la anorexia, protagonizada por una modelo que sufre la enfermedad.

De la Fashion Week de Nueva York, aunque repleta de celebrities de la gran pantalla, nos ha llegado un concepto de moda menos elitista y más solidaria. En la misma edición en que Ralph Lauren ha conmemorado sus 40 años en el sector con ventas de casi 4.000 millones de dólares durante 2006, tuvo lugar un inusual desfile de un grupo de los más importantes diseñadores por una causa benéfica. Se presentó una colección de ropa inspirada en los personajes del creador de Snoopy, Charles Schulz, que se está subastando en el mayor centro de compra y venta en Internet, eBay, durante este mes.

¿El motivo? Patrocinada por la firma internacional de seguros MetLife, compañía comprometida en proveer de seguridad financiera a más mujeres, los fondos se destinarán a Dress for Success, una organización sin ánimo de lucro dedicada a mejorar la vida de las mujeres a través de un empleo que les haga autosuficientes. Haciendo honor al nombre de la ONG, “viste para el éxito”, y al más puro pragmatismo americano, proporciona desde un traje para conseguir trabajo, hasta formación en las habilidades necesarias para el desarrollo profesional, pasando por aprender planificación financiera, o compaginar la vida familiar y laboral.

Qué modelo de mujer

Al montaje de la Quinta Avenida, la 46 edición de la madrileña Pasarela Cibeles le pisó los talones en acercar la moda a la calle. Declaraba su directora Cuca Solana que Ifema, organizadora del certamen, ha conseguido que Madrid viva la moda no solo con la Pasarela Cibeles, sino también con otras iniciativas.

Moda Tours, un proyecto de apoyo al comercio; la organización de mesas redondas y exposiciones ligadas a la moda –calzado, joyería, diseñadores– para arropar a las distintas ferias del sector; o crear la pasarela para la que desfilan las nuevas promesas del diseño español (El Ego de Cibeles), son algunas de las manifestaciones de una moda más cercana.

En la misma línea en la que El diablo se viste de Prada muestra la trascendencia de que una directora de la revista de moda elija uno u otro cinturón para un reportaje, la directora de Cibeles explica que “la moda que se ve en pasarela en una modelo a la que el diseñador, por estilismo, le coloca una cazadora atada y un bolso raro, se vende después en las tiendas a la gente corriente”.

Precisamente por la influencia de la moda, Cuca Solana ha tomado una decisión con la que se ha querido humanizar en la medida de lo posible a la pasarela desde el pasado año: controlar la masa corporal de sus modelos (ajustándolo al índice 18 recomendado por la Organización Mundial de la Salud) y eliminar el maquillaje de efecto demacrado.

La directora del evento madrileño de moda tiene una fácil explicación para que la cuarta pasarela más importante del mundo haya sido la pionera en adoptarla. Es la única plataforma 100% financiada con dinero público, donde el diseñador propone su colección e “Ifema, con el apoyo de la Comunidad de Madrid, sufraga el resto”. Por eso, mientras en Nueva York, Milán o París los creadores eligen directamente a sus modelos, Ifema contrata a una empresa que presenta a los diseñadores de la próxima edición alrededor de 80/100 modelos, para que elijan a las 18 que mejor se ajustan al espíritu de su colección, o al modelo de mujer que quieren transmitir. Las maniquíes más solicitadas se someten al control médico, que este año han pasado todas.

Anorexia y publicidad

El mismo septiembre en que Valentino ha colgado sus agujas tras 45 años de carrera, la atención mediática se desvió a la capital italiana de la moda. A Milán le ha tocado rodearse de la siempre comentada publicidad del fotógrafo italiano Oliviero Toscani. El que hizo de Benetton una imagen provocadora, esta vez ha lanzado No-anorexia, la campaña donde ha posado desnuda una modelo anoréxica de tan solo 31 kilos.

Es curioso que haya sido financiada precisamente por la marca de ropa italiana No-l-ita, a la que se acusa de limitar las tallas hasta la 40. Es significativo también que después de que el fotógrafo defendiera que el mismo veneno debe convertirse en antídoto –“los medios de comunicación, la televisión, la moda son los culpables; por eso me parece muy interesante que una marca de ropa tome conciencia de su papel”–, haya quienes como el modisto Giorgio Armani consideren “oportuna y justa” esta campaña para disuadir contra la anorexia.

Pero más sorprendente aún es que el principal apoyo de Toscani haya sido el Ministerio de Sanidad italiano. El gobierno italiano llegó a un acuerdo a finales del pasado año con la Federación de la Moda italiana y la asociación Alta Moda –modistos italianos que presentan sus colecciones en Roma y Milán– para “imponer un modelo de belleza sano”.

Pero el eslogan ha reabierto el debate: ¿mostrar esqueletos de mirada “desafiante” es arriesgado para los enfermos de este trastorno alimentario? Así lo han manifestado un buen número de los afectados, asociaciones médicas, e incluso publicistas que no creen que el buen fin justifique los medios “crudos” que se emplean para alcanzarlo.

La última noticia sobre esta polémica es que el organismo de control de la publicidad en Italia ha ordenado el cese de la campaña protagonizada por la joven anoréxica. Por su parte, Toscani responde que este organismo es una institución privada, y que él solo responde ante la justicia ordinaria.

La autora española de la biografía ¡Hoy he decidido dejar de comer!, Cristina Trilla, o la Asociación para el Estudio y la Investigación sobre la Anorexia en Italia entre otros, coinciden en señalar que los anoréxicos no van a reconocer en la fotografía a una persona enferma, sino todo lo contrario: pueden sentir envidia de esa delgadez extrema.

“La mejor campaña sería plasmar imágenes saludables, enseñar a comer bien, pero eso no vende”, declaraba a raíz de la polémica Susana Monereo, encargada del control de peso en las modelos de Pasarela Cibeles. Y, en concreto, se trata de crear moda al servicio de la persona cuya satisfacción va más allá de verse bien físicamente.

Fuente: Aceprensa