1.-Equívocos en torno a las concepciones del término
Etimológicamente la palabra proviene del griego y quiere decir "buena muerte".
Sin embargo, el hombre de la calle generaliza en torno al significado de esta palabra. El mezclar situaciones diversas bajo una misma palabra hace más complejo el juicio moral. Veamos:
Para algunos eutanasia es evitar una "agonía innecesariamente larga".
Para otros es evitar una muerte llena de aparatos y vacía de humanidad, de modo que la tecnología aleja a los seres queridos del paciente.
Pero para muchos es procurar una muerte anticipada y "sin dolor" para la persona que, a la larga, de todos modos moriría.
En los dos primeros casos el análisis se centra en determinar los límites de la aplicación de una terapia en bien de la persona. Ciertamente si la lucha contra la muerte se vuelve desesperada y absurda, puede convertir en inhumana y poco digna la muerte del hombre.
El tercer caso es distinto. No existe duda sobre el límite razonable en la lucha contra la muerte, sino que se trata de una muerte querida y provocada.
Son dos realidades distintas que la gente común asocia como una misma. Esto trae confusión. Se habla de la bondad de la eutanasia porque no se la asocia con "matar a una persona" sino con "dejar morir a una persona".
Por eso debemos empezar por aclarar algunos términos.
2.- Eutanasia
¿Qué es? - Una muerte buscada (en su naturaleza o en su intención)
¿Para qué? - A fin de eliminar todo dolor
¿Para quién? - Infringida a una persona humana, Consciente o no.
Dolor - que sufre abundantemente:
-Enfermos a causa de enfermedades graves e incurables
-Disminuidos, por dolencias congénitas o adquiridas.
¿Por quién? - llevada a cabo a manera deliberada por el personal sanitario (o al menos con su ayuda).
¿Cómo? -Por acción - mediante fármacos o
-Por omisión - con la supresión de curas vitales ordinarias
¿Por qué? - porque "se considera" irracional que prosiga una vida que, en tales condiciones, se valora (juicio arbitrario) como ya no digna de ser vivida.
En resumen: La eutanasia directa consiste en poner fin a la vida de personas disminuidas, enfermas o moribundas. La eutanasia se sitúa a nivel de las intenciones y de los métodos utilizados.
Aclarando términos:
Algunos hablan de eutanasia occisiva o directa y lenitiva e indirecta. Esto se debe a que en el origen la palabra eutanasia habla de buena muerte. Así habría una auténtica buena muerte (eutanasia lenitiva) y una errada (eutanasia occisiva [del latín, occidere: matar, asesinar] ). Nos parece que este lenguaje, sin ser errado, puede dar lugar a confusiones. La eutanasia occisiva o directa es lo que aquí llamamos simplemente eutanasia y la lenitiva o indirecta es la que conocemos como ortotanasia.
"Se evita también –dice Elio Sgreccia comentando la Declaración sobre la eutanasia– una distinción frecuente en el lenguaje médico entre eutanasia activa y eutanasia pasiva, en la que el adjetivo ‘pasiva’ indicaba la omisión de los cuidados y de las intervenciones médicas; pues la palabra ‘pasiva’ tiene un significado mucho más amplio y, por esto, podía originar ambigüedad: la eutanasia es siempre en cierto sentido pasiva, considerada por parte del enfermo, y siempre activa por parte de quien la provoca."
¿Por qué se llega a considerar como buena la eutanasia?
La vida humana es sagrada, es inviolable: es el valor fundamental de la persona. Sin él, no tiene sentido ningún otro valor o derecho.
La industrialización progresiva en la vida del hombre, empieza a poner otros valores por encima del valor absoluto de la vida: surge por ejemplo, la "Calidad de vida" entendida como sinónimo de bienestar a cualquier precio.
"La vida sólo tiene valor si tiene o puede recuperar condiciones de:
- eficiencia,
- productividad,
- bienestar".
Es decir, todos los hombres no somos iguales, sino que nuestra vida tiene sentido sólo en la medida en que cumple unos requisitos "automáticos".
Esta cultura no entiende el sentido o el valor del dolor físico. El dolor, entonces, es visto como el mal absoluto. Todo lo vale para eliminarlo.
El hombre quiere tener dominio sobre todos los momentos de la vida. Lo más misterioso para él, la muerte, es aquello que cree dominar con la eutanasia: "La muerte no llega sino cuando el hombre lo dispone".
Esto es posible por el oscurecimiento del valor de la vida, dándose una verdadera dinámica de opresión del más fuerte frente al más débil.
Se llega al absurdo de pretender que esta es una forma de "muerte digna", como si el ser antecedida por el dolor hiciera indigna una muerte.
"La secularización se ve reforzada también en la era industrial por la búsqueda del utilitarismo productivista y, consiguientemente, por la ética del hedonismo, para la cual la muerte y el dolor son elementos de máxima perturbación. Para este tipo de cultura, el dolor y el sufrimiento comportan sobre todo una carga ‘desvalorizadora’, suscitando su rechazo."
Moralidad objetiva
Puede ser:
A)- Sólo homicidio (la hacen otros, el paciente no la pide ni la consciente).
B)- Homicidio y suicidio ("suicidio asistido").
C)- Sólo suicidio (cuando la hace por sí mismo, sin la intervención de otras personas).
Veámoslas con más detalle:
A) - Es grave: lo hacen quienes tienen más obligación de cuidar y velar por el débil.
- Se alteran las mínimas normas de convivencia.
- Detrás de una falsa piedad se ve un cínico "desembarazarse" de la persona que sufre. (No se ve el resolver el problema del que sufre sino, que el paciente, viendo al otro sufrir, proyecta ese dolor límite y ya quiere suprimirlo.
- El hombre se auto-proclama dueño absoluto de la vida de otro, es decir, lo pone en el punto más cercano que se haya visto al objeto o cosa.
B) y C):
- Todos tenemos tendencia, desde nosotros mismos, a la auto-conservación de nuestra existencia. Ir en contra de ella es ir en contra de nuestra propia naturaleza.
- El bien más grande es amarse a sí mismo. No se puede decir que uno al suicidarse se evita un mal (sufrimiento), ya que lo que se escoge es un mal mayor.
- Es peor que el homicidio. "Asesino al que con más razones debo proteger: a mí mismo".
- Es un acto antisocial ya que el suicidio priva a la sociedad de la justa contribución social de un individuo (y el valor de contribución no es exclusivamente el de "utilidad" sino, por lo contrario, el valor humano).
Considerando al paciente
"El morir es un asunto personal e intransferible. Ante un enfermo que solicita y en ocasiones exige la muerte, la depresión juega un papel protagónico y hay que tratarla. Con frecuencia, quienes desean la eutanasia, lo hacen precisamente porque perciben a su alrededor la indiferencia y el hastío en quienes deberían acercarse a su dolor."
Es por esto que siempre tanto paciente como médico deben estar guiados en su autonomía y en la práctica médica por el principio de respeto absoluto a la vida.
3.-El encarnizamiento terapéutico o distanasia
Definiciones
El otro extremo en esta dinámica irracional en torno a la muerte es el encarnizamiento terapéutico (ensañamiento u obcecación terapéutica o distanasia). Es no aceptar la hora natural de la muerte. Lo que puede definir muy bien a la distanacia es que se prolonga una agonía y no la vida.
La Asociación Médica Mundial en su XXXV Asamblea de 1983 definió el encarnizamiento terapéutico como "Todo tratamiento extraordinario del que nadie puede esperar ningún tipo de beneficio para el paciente."
- El Médico tiene derecho de abstenerse,
- y el paciente de rechazarlo.
"Es bueno recordar que si bien lo lícito es tratar de conservar la vida, no resulta lícito prolongar la muerte"
El problema es de orden práctico: ¿Dónde termina la atención debida y dónde comienza el encarnizamiento terapéutico?
En todos estos casos lo más razonable es que decida el Equipo Médico que atienda al paciente (de acuerdo a la ciencia y a la conciencia con apoyo del comité de ética hospitalaria y en permanente apoyo recíproco de la familia).
¿Qué se debe quitar? No cualquier intervención médica. Sólo aquellas terapias intensivas que roban al enfermo la necesaria tranquilidad, lo aíslan de cualquier contacto humano con familiares y amigos, y acaban por impedirle que se prepare interiormente a morir en un clima y en un contexto auténticamente humano: cosa que, a las alturas en las que se encuentra, es lo único verdaderamente importante para él. De ahí que más que hablar de suspensión, deba hablarse de reducción o limitación de la terapia.
Límites que no pueden superarse.
Las curas mínimas vitales: tiende a asegurar al organismo vivo los elementos esenciales para mantener la vida, al punto de que su simple supresión es suficiente para causar la muerte, aún de un sujeto sano. Un criterio general de referencia de estas curas vitales pueden ser la hidratación y la nutrición parental.
Anteriormente se hablaba de medios ordinarios y extraordinarios. Los ordinarios eran los que nunca podían faltar y los extraordinarios aquellos a los que se podía renunciar lícitamente. "El carácter ‘extraordinario’ era definido en relación al incremento de sufrimiento que podían procurar tales medios, o bien al gasto o incluso a la dificultad de acceder a ellos de todos los que pudieran requerirlos." Sin embargo esta terminología hoy día no resulta suficiente ya que la medicina suele apelar con buen éxito a medios extraordinarios como por ejemplo la mayor parte del instrumental utilizado en las terapias intensivas.
Entonces surge una distinción más precisa que no parte del análisis del medio terapéutico sino de los resultados terapéuticos que se esperan de un tratamiento. "Hasta ahora los moralistas respondían que nunca se estaba obligado a utilizar los medios extraordinarios. Hoy, sin embargo, esa respuesta, válida siempre en principio, puede parecer quizás menos clara, sea por la imprecisión del término o por el rápido avance de la terapia. Por esto algunos prefieren hablar de medios proporcionados y medios desproporcionados.
En cualquier caso, se podrán evaluar convenientemente los medios confrontando el tipo de terapia, el grado de dificultad y el riesgo que comporta, los gastos necesarios y las posibilidades de aplicación, teniendo en cuenta las condiciones del enfermo y sus fuerzas físicas."
4.- Ortotanasia o verdadera muerte con dignidad.
La ortotanasia es la verdadera muerte con dignidad. De no existir el criterio eutanásico no deberíamos tener que decir nada al respecto, puesto que el morir es el acto más natural del hombre. Pero es bueno mencionar algunas cosas.
Incluso aquí se presenta otro problema de lenguaje. En sentido estricto la eutanasia debería ser esta, ya que la palabra proviene de buena muerte, como ya mencionamos. Pero una cierta corriente cultural que ha despojado al hecho de la muerte toda su trascendencia nos ha obligado a acuñar nuevos términos. Así eutanasia ha quedado claramente definida como "matar al que sufre" mientras que creamos dos términos nuevos: distanasia, "no dejar morir al moribundo" y ortotanasia, "dejar que la persona viva con dignidad su propia muerte cuando esta es realmente irremediable".
En este sentido la ortotanasia tiene dos formas de ser aplicada: por acción y por omisión.
Por omisión: el sencillo abstenerse de aplicar procedimientos extraordinarios que pudiesen hacer que el paciente padeciera más dolor innecesario, aunque "esto permita la aceleración de un final inevitable."
Por comisión: aplicando medios paliativos.
Teniendo en cuenta la inminencia de la muerte, es lícito calmar los dolores intensos que, de seguir, harían inhumana la muerte, aún cuando esto provoque colateralmente el acortamiento parcial de la vida.
No se busca la muerte, se la acepta como un efecto no deseado de una acción que beneficia al paciente.
No debe nunca bajar el nivel total de conciencia, ya que esto no daría posibilidades al paciente para prepararse humana y espiritualmente para el paso de la muerte, pero se tiene que tener en cuenta que un excesivo dolor puede también ser causal de que la muerte no sea afrontada con la calma necesaria.
Actitud personal
"Como en el caso de la pobreza, el problema del sufrimiento no se resuelve eliminando a la persona que sufre. La eutanasia es una derrota en quien la teoriza, la decide y la practica. En vez de ser un gesto de piedad hacia el enfermo, es un acto de autocompasión y de fuga, individual y social, de una situación sentida como insostenible. Para la ciencia médica la eutanasia marca un momento de decadencia y abdicación, además de una ofensa a la dignidad del moribundo como persona. La eutanasia trastorna la relación médico-paciente. Siendo lo normal que el paciente espere del médico que le mejore la vida y la mantenga, en este caso el enfermo debe temer de él la muerte."
Tenemos que recuperar el sentido de la muerte. Debemos evitar lo que Alfonso Llano llama "privatización de la muerte": "El individuo no toma ni las grandes ni las pequeñas determinaciones, en buena parte porque no conoce el diagnóstico de su enfermedad ni su pronóstico; se le ocultan los tratamientos y no se le pide su colaboración ni su posición activa frente a la enfermedad. Como medida prudencial se aísla al enfermo pues se le limita las visitas de familiares y amigos; esto se acentúa al máximo cuando es trasladado a una unidad de cuidados intensivos."
Saquemos el tabú que existe ante la muerte: En el siglo XX la muerte ha reemplazado al sexo como principal interdicción. En otro tiempo se decía a los niños que los había traído la cigüeña, pero ellos asistían a la gran escena del adiós en la recámara y a la cabecera del moribundo. Hoy los niños son iniciados, desde la más temprana edad, en la fisiología del amor y del nacimiento; pero cuando preguntan por qué ya no pueden ver a su abuelo, en Francia se les responde que se fue a un largo viaje muy lejos, y en Inglaterra, que reposa en un hermoso jardín en el que florecen las madreselvas. A los niños no los traen ya las cigüeñas; pero los muertos desaparecen entre las flores."
Pongámonos del lado del paciente para respetar sus derechos a vivir y morir por sí mismo su propio proceso de muerte. Porque el hombre es un ser lleno de sentido y que busca el sentido. Respetar la muerte es una forma de empezar a recuperar en esta sociedad de la superficialidad un poco de la búsqueda de sentido que parece que muchos de nuestros conciudadanos ha perdido.
Fuente: Alafa.org |