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Adicción al trabajo?
Mónica Luján

Una Adicción Moderna

Lamentablemente está bien vista, es fomentada y hasta aceptada por la familia y la sociedad en general. Es inclusive sinónimo de éxito. Sin embargo, puede traer consecuencias personales, familiares y hasta afectar a la salud. Si usted sufre de este problema, tal vez es tiempo de hacer una pausa y ponerse a pensar cuáles son realmente sus prioridades en la vida.

Existen personas que creen que “su trabajo” es lo más importante y que todo lo demás puede pasar a segundo plano, inclusive la familia. Las estadísticas muestran que ésta alteración se presenta más en hombres, ya que las mujeres logran escapar de esta trampa por su inclinación natural al cuidado de los hijos y la familia. Por lo general, se trata de personas de clase media alta que se caracterizan por ser ambiciosas e individualistas. Las edades promedio en las que más se da la adicción al trabajo oscilan entre los 35 y 40 años.

“Se debe plantear esta problemática dentro del contexto social y cultural que vivimos. Es decir, dentro del marco de la época “posmoderna” que, a través de los efectos de la globalización, se llegan a masificar ciertos modelos “ideales” de cómo vivir en el mundo. Dentro de la lógica del mercado y el predominio del “discurso capitalista”, se encuentra un imperativo social que exige y promulga la obtención de “objetos de consumo”, dice la psicóloga – psicoanalista Giancarla Antezana Ustáriz.

Las “adicciones psicológicas” son conductas repetitivas que resultan placenteras y que generan una pérdida de control en el sujeto. Los adictos al trabajo o “workaholics” (término que nace en Estados Unidos, por la asociación con el término “alcoholic”, que se refiere a la dependencia que causa el alcohol) muestran que la “adicción al trabajo” consiste en una problemática en la que el sujeto se ve preso de la exigencia de trabajar compulsivamente, sin que le quede tiempo para otras actividades.

“Los adictos al trabajo anhelan tener poder, son ambiciosos y narcisistas y, por lo general, no tienen en cuenta los sentimientos de los demás. Su vida profesional repercute, sin duda, en su vida familiar. Muchas veces utilizan psicofármacos para aumentar el rendimiento laboral y suplir la falta de sueño y cansancio”, explica Antezana.

Sin embargo, se debe considerar que no toda dedicación intensa al trabajo es adicción. Los psiquiatras sitúan esta patología dentro de las personalidades “obsesivo – compulsivas”. Es considerado un nuevo “trastorno psicológico” que se caracteriza por la pérdida de control en la actividad laboral. Todos los trastornos adictivos tienen dos componentes fundamentales: falta de control y dependencia.

Según la especialista, existen hábitos de conducta en apariencia inofensivos que se convierten en adictivos, y se los considera similares a los de las adicciones químicas. Pero, a diferencia de otras que son juzgadas y mal vistas por la sociedad, la adicción al trabajo logra un consenso familiar y social que de alguna manera parece disculpar o encubrir esta alteración y por ello “el trabajo está valorado y supone sacrificio generoso y altruista para la subsistencia y progreso familiar”.

¿Por qué se da esta adicción?

El “ámbito laboral” promulga y promueve esta conducta bajo el logotipo de sostener al “trabajador ideal” que demuestra óptimo desempeño y se involucra más con la empresa, dando más tiempo del que debe y gastando más energía de la necesaria, ya que la “adicción por el trabajo” es vista como una virtud en beneficio de la producción.
Sin embargo, todo ello repercute en la vida del profesional trabajador, manifestándose en la proliferación de casos de “estrés laboral” y “depresión”. Se ha comenzado a considerar a éste fenómeno como un trastorno grave por sus consecuencias físicas y psicológicas.

La presión social para conseguir el éxito, el exceso de ambición y los efectos de la exigencia del discurso capitalista que empuja a consumir y adquirir bienes materiales, con la garantía de que así se vivirá mejor y se será más feliz: “que tus hijos tengan lo que tu no pudiste tener” parece ser el lema que mueve a muchas personas hacia el consumismo”, explica Antezana.

El “Ser” es reemplazado por el seductor y engañoso “tener”. Si se tiene más, se es más “valorado” en la sociedad y la autoestima crece ingenuamente apoyada en pilares frágiles y efímeros, asegura la psicoanalista.

Desde el comienzo de la vida se le dice a un niño: ¿Qué vas a ser cuando seas grande?, como si en ese momento no fuera nada, sin pensar que él ya “es un ser humano”; quizás la pregunta más bien debería ser: ¿A qué te vas a dedicar cuando seas grande?, lo cual implica la introducción del orden del “deseo” que proyectará la vida de ese sujeto. Pero no del deseo de objetos que impone la época, sino el deseo concebido desde el psicoanálisis, como el motor que impulsa al sujeto a encontrar la verdad de lo que quiere y sostenerla, explica la especialista.

Soluciones

Según la especialista, estas personas no son concientes que sufren una enfermedad adictiva, ya que aparentemente no hacen daño a nadie y todo lo que hacen es para obtener logros en beneficio personal y familiar, primero deben aceptar que tienen un problema y hacerse algunas preguntas:

¿Estoy contento con mi vida en general?, ¿Me satisface mi trabajo?, ¿Doy prioridad a mis necesidades o a las de mi trabajo?, ¿Me estoy refugiando de algo?, ¿Qué puedo hacer para salir de ello?

“Uno de los puntos principales por los que se debe partir es que los adictos traten de encontrar un “equilibrio” entre su actividad profesional y su vida personal. Deben dejar de creer que su valía depende de la buena consideración de los demás, y comenzar a ser más auténticos”, dice.

Lo esencial es aprender a separar el mundo laboral del personal, tener claro cuáles son las prioridades en la vida, retomar el vínculo afectivo con la familia y amigos. Volver a disfrutar del juego con los hijos, el cariño de la pareja y la diversión de una reunión de amigos. Planificar tiempo libre y disfrutarlo, asegura la especialista.

Características de los adictos al trabajo

Las particularidades que presentan estos sujetos son:
• El impulso por presiones personales
• Poca capacidad de disfrute
• Búsqueda de poder o prestigio
• Sentimiento de inferioridad y miedo al fracaso
• No delegan tareas y por lo general son perfeccionistas e intolerantes
• Tienen dificultad para relajarse y divertirse
Si usted cree que tiene alguna de estas características o conoce alguien cercano, recuerde que buscando ayuda se puede mejorar la calidad de vida de quien se ha convertido en un esclavo de su vida laboral.

Consecuencias

Una de las consecuencias más terribles de las personas que sufren esta adicción es el descuido familiar. Además afecta a su forma de ser. El sujeto no reconoce que tiene una alteración y tiene una permanente sensación de urgencia en todo lo que hace. Cuando se sufre este problema, repercute en las relaciones familiares pudiendo llevarlas hasta deteriorarlas y terminando por aislarse él mismo. La pérdida del sentido del humor, el desinterés por las relaciones interpersonales no productivas y los trastornos del sueño se vuelven parte de la vida del los adictos al trabajo.

“Todo ello puede traer consecuencias en la salud. De hecho los adictos al trabajo por lo general padecen de enfermedades coronarias, úlceras pépticas, jaquecas, estrés, fatiga, ansiedad crónica, enfermedades gástricas, cardiovasculares, dolores de cabeza, dolor de cuello, espalda y cintura. Asimismo, pueden presentar mareos, malestar en las piernas y articulaciones, cansancio visual, fatiga crónica, irritabilidad, mal humor, agresividad, colitis nerviosa, problemas eruptivos en la piel y ataque de nervios”, asegura la especialista.

Causas
Algunas de las causas que pueden estar detrás de este nuevo “síntoma contemporáneo” son:
• La necesidad de aprobación por el grupo o los iguales
• Falta de habilidades de comunicación y de expresión
• Inseguridad y miedo
• Baja autoestima
• Dificultad en las relaciones con los demás.
Sin embargo, en muchos casos, la adicción al trabajo es sólo un mecanismo de escape de la realidad a la cual la persona no quiere enfrentarse. Se escuda en su trabajo y así huye de situaciones y problemas que no sabe cómo controlar y se refugia en su adicción para seguir adelante.
 
Revista Los Tiempos.com