La compra compulsiva pertenece a la categoría de trastornos de control de los impulsos.
Los criterios diagnósticos para determinar si se es un comprador compulsivo son:
-La presencia de impulsos excesivos y recurrentes por comprar, que producen importantes problemas personales y familiares.
-Impulsividad y repetición de la conducta de compra, pese a las consecuencias negativas que trae esta conducta para la persona.
-La necesidad urgente e irreprimible de comprar.
-Intentos fracasados de controlar gastos
-La existencia de consecuencias negativas tangibles de comprar excesivamente, como agotamiento marcado, deterioro social o laboral, y problemas financieros o familiares.
Los factores que contribuyen al origen y mantenimiento de la adicción a las compras son la existencia de insatisfacciones vitales, frustraciones y otros problemas psicológicos que buscan salida y se proyectan a través del consumo y de la adquisición de cosas nuevas. También cumple una función importante la influencia de la publicidad que invita constantemente a la compra, presentando un modelo de mundo en el que la felicidad depende de los productos que se puedan adquirir. Asimismo, la compra compulsiva sigue un clásico patrón adictivo, donde la sensación de satisfacción que produce la compra es sólo pasajera, generalmente dura unas pocas horas, y es seguida por sentimientos de culpa y remordimiento por los gastos realizados, sentimientos que son calmados con otro "atracón de compras", generándose así un círculo vicioso.
Tratamiento:
El objetivo del tratamiento es lograr una conducta controlada. Para esto, inicialmente se toman una serie de resguardos, así por ejemplo, se impide el uso de tarjetas, o llevar efectivo, para gradualmente, permitir un acceso al consumo controlado.
El acercamiento es de tipo multiprofesional y busca un enfoque integral de la problemática. Es así como el tratamiento incluye tratamiento farmacológico, educación individual y familiar, terapia ocupacional, terapia familiar y psicoterapia. Ver más: tratamiento dependencias.
Fuente: Clínica San Carlos. Chile