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Cafeína: un psicoestimulante light, benefactor de adicciones mayores

Cafeína y salud

Pasando a los ámbitos de la salud es importante referir, entre otros, que la cafeína se absorbe de manera excelente por la vía oral, y es procesada en el hígado, ¡el gran laboratorio!, en donde se desprende uno de sus radicales, transformándose en algunas dimetilxantinas como la teofilina, la teobromina, la paraxantina, las que tras una vida media de 4 a 6 horas son excretadas, su eliminación total demanda el doble de tiempo (8 a 12 horas), el cual a edades y circunstancias extremas (lactantes, niños, ancianos y enfermos) se prolonga por más tiempo, siendo eliminadas vía urinaria y fecal (funciones que a su vez incumbe: diuresis y aumento de la producción de ácido clorhídrico y pepsina); hallando su volumen de distribución en 0.5 L/Kg (Montoya, 2002), amén de que sus efectos sobre el cerebro son mucho más rápidos que sobre el resto del sistema nervioso. Este efecto de eliminación ha sido uno de los señuelos con que se desvía la atención sobre su consecuencia adictiva, pues no se considera factores de edad, estado de salud y rituales de consumición, así como la sumatoria por ingesta de sus diversas presentaciones: café, té, chocolate, refresco de cola, analgésicos adicionados con cafeína (Cuadro 1).

Cuadro 1. Contenidos de cafeína en diversas presentaciones de consumo común.

Presentación

Rango* (mg.)

Café (taza de 8 onzas)
Filtrado
Instantáneo
Espresso (1 onza)
Descafeinado (taza de 1 onza)
Capuchino
Café latte
Café mocha

 

65-130
60-85
30-50
2-6
60-65
61
61

Tés (taza de 8 onzas)
Infusión, principales marcas estadounidenses
Infusión, marcas importadas
Instantáneo
Helado (vaso de 8 onzas)
Frío Snapple (USA)
Frío Lipton (16 onzas)

 

30-50
25-110
24-31
9-50
48
18-40

Algunas bebidas gaseosas (8 onzas)
Coca Cola dietética
Coca Cola
Dr. Pepper
Pepsi Cola

 

51
47
45
37

Bebida a base de cocoa (8 onzas)
Bebida a base de leche chocolatada (8 onzas)
Leche chocolatada (1 onza)
Chocolate semidulce (1 onza)
Chocolate de repostería (1 onza)
Jarabe con sabor a chocolate (1 onza)
Chocolate barra Hershey (1.5 onzas)

3-32
2-7
1-15
5-35
26
4
10

Helado de Café (1 Taza)
Yogurt de café (8onzas)

40-60
45

Medicamentos a la venta sin receta médica
Vivarin (1 tableta)
Exedrin (2 tabletas)
Anacin (2 tabletas)

 

130
100
64

Fuente: International Food Information Council, National Coffee Association and National Soft Drink Association (USA).

En lo que refiere al consumo de cafeína para uno de sus más antiguos y conocidos efectos, el de mantener la vigilia, vale la pena reconocerlo como parte de su actividad psicoestimulante, y así mismo, enfatizar el hecho de que no sustituye al necesario tiempo del dormir en nuestro natural ciclo circadiano, factura que el organismo nos habrá de cobrar (Téllez, 1995), pues se le está impidiendo al cuerpo restaurar procesos mediante una actividad anabólica y finalmente le conduce a un dormir intranquilo e irregular y por ende no restaurador, favoreciendo un estado anímico irritable, mayor distracción y baja capacidad productiva (Boguet, 1999).

La cafeína reduce la influencia del sistema homeostático, uno de los dos sistemas fisiológicos que regulan el natural ciclo dormir-vigilia, y como señala Ch. Czeisler de la Harvard Medical School, el alcaloide bloquea el receptor del subtipo A 1 y A 2a de la adenosina - que es una xantina natural utilizada por el cerebro como neurotransmisor (Montminy, J., 2004, López, 2001) o neuromodulador depresor general del SNC y vasodilatador del corazón (Ganong, W. 1998)-, a la vez que prolonga la vida activa del Adenosino monofosfato cíclico (Am.c) un segundo mensajero que como tal extiende la actividad de neuroestimulantes endógenos al inhibir la cafeína a la fosfodiesterasa, enzima que actúa catabolizando los segundos mensajeros (uno de los efectos buscados con las bebidas energizantes como el Red Bull).

Otro efecto en la salud que se considera tiene la cafeína es su impacto en la densidad ósea, es decir, que éste alcaloide favorece la descalcificación, y al efecto, se han realizado una serie de estudios que parecieran concluir como cita la Dra. S. Harris de la Tufts University, que si bien se observó un incremento en la excreción de calcio en la orina por parte de los consumidores de cafeína, esto, consideran los expertos, no es tan significativo como los efectos de la nicotina y se subsana fácilmente con el consumo de 1,000 a 1,500 mg. diarios de calcio o por lo menos una taza de leche al día (Visión, 1998).

Debo suponer que la noticia es buena, pero una cuestión de fondo es: ¿que pasa con ése grupo de mujeres que no sólo no consumen leche por intolerancia a la lactosa, o por decisiones estéticas: la leche engorda, el café u otras bebidas con cafeína inhibe el apetito? (Cuadro 1), en Estados Unidos el consumo per cápita es de 200 litros de gaseosa al año y el 70% contiene cafeína. Estudios recientes colocan a México como la nación número uno en consumo de gaseosas.

En países con altos índices de marginación (América Latina) se encuentra otro grupo de mujeres que desde sus tiernas etapas del desarrollo, no tienen otra cosa que llevar en su estomago al iniciar su jornada que un “pocillo de café”, a lo más, adicionado con un terrón de piloncillo. Supongo que gracias a la hermana corrompible y politiquera de las matemáticas -la estadística- podemos concluir que éstos grupos de seres humanos del género femenino, ¡no son significativos!; si es su caso estimada lectora, ¡entérese que es usted un número y además!, un número no significativo.

De igual manera la correlación entre este interesante alcaloide y las enfermedades del corazón, ha llevado a la producción de un número importante de estudios (Programa para la Salud del Corazón de Honolulu 1987,Willet, et al 1996, Meyers 1991,) y al parecer todos ellos concluyen que no existe una relación, lo que permite que el Comité Nacional de la Salud, Detección, Evaluación y Tratamiento de la Hipertensión Arterial, de los E.U.A. en 1997, en su sexto informe considere que “no existe una relación directa entre el consumo de cafeína y la elevación de la presión arterial en la mayoría de las encuestas epidemiológicas”, y el Dr. M.G. Meyers finiquita en 1991 que el consumo de 5 a 6 tazas de café (500 mg. de cafeína) no incrementan la frecuencia o gravedad de las arritmias cardíacas ni de las taquicardias ventriculares en la gente sana o en aquellas que padecen alguna enfermedad cardiaca; la cafeína directamente parece no incrementar el nivel de colesterol, esto lo hacen el cafestol y el kahweol que si bien son parte del cóctel de sustancias que se obtienen en la infusión café, en parte se quedan en los antiguos filtros de tela o en los modernos desechables de papel de las cafeteras, más no en las dispensadoras de café con coladero plástico o metálico.

Y nuevamente la pregunta en torno a: ¿Qué pasa con el grupo de personas ansiosas -cada vez mayor- que si bien no son del grupo de los sanos y de los cardiopáticos a que refiere Mayers, pero que sí sufren en su mundo ansioso de alteraciones del ritmo cardíaco que los lleva a crisis de pánico o ansiedad flotante y que sin saberlo las incrementan con su habitual consumo de cafeína -paradójicamente buscando calmar su ansiedad-? pues ésta xantina estimula la secreción de adrenalina, situación que contempla el DSM-IV TR como Trastorno de Ansiedad inducido por sustancias [292.89].

El Dr. Charalambos Vlachopolous del Hospital Henry Dunant en Atenas, Grecia, refiere que una sola taza de café es capaz de poner rígidas las arterias por más de dos horas, incrementando el riesgo de un ataque cardíaco o un accidente cerebrovascular, por lo que considera que el grupo de los hipertensos y ancianos deben evitarla, y considero que también debe incluirse -entre otros- el grupo de las personas con algún trastorno de ansiedad (Crisis de pánico, fobias, T. obsesivo compulsivo, T. por estrés postraumático,).

El Journal of Hipertensión Americano reconoce que la cafeína en adición con el estrés eleva la presión arterial y que en aquellos con hipertensión el riesgo se incrementa, pues como cita López (2001), investigadores de la U. A. de Barcelona, del Instituto Karolinska de Suecia y las universidades de Colorado en Estados Unidos y de Göteborg en Suecia, han descubierto el papel de los receptores de la adenosina A1 en la etiología de la ansiedad, y por ende, la cafeína es un alcaloide capaz de desencadenar respuestas ansiosas y consideran estos expertos que el consumo de tres a seis tazas (según idiosincrasia metabólica) al día son suficientes para bloquear aproximadamente ¡el 50% de los receptores A 1 de la adenosina!

El DSM IV-TR como una de las taxonomías más aceptadas de los trastornos que afectan la salud mental en las personas, considera que la ingesta de cafeína en cualquiera de sus presentaciones puede inducir los siguientes trastornos: Intoxicación por cafeína, Trastorno de ansiedad inducido por cafeína, Trastorno de sueño inducido por cafeína, y Trastorno relacionado con la cafeína no especificado. En cuanto a los criterios para el diagnóstico de una intoxicación por cafeína, establece:
•  Consumo reciente de cafeína en más de 250 mg (más de tres tazas de café – ¡no tarros!-).
•  Cinco o más de los siguientes signos, aparecidos poco después de consumir cafeína: 1) inquietud, 2) nerviosismo, 3) excitación, 4) insomnio, 5) enrojecimiento facial, 6) diuresis, 7) alteraciones digestivas, 8) contracciones musculares, 9) pensamiento disperso y acelerado, 10) taquicardia o arritmia cardiaca, 11) sensación de infatigabilidad, 12) agitación psicomotora.
•  Los síntomas del criterio B causan un malestar clínicamente significativo o un deterioro laboral o social, o de otras áreas importantes del individuo.
•  Los síntomas no son debidos a enfermedad médica ni se explican mejor por la presencia de otro trastorno mental.

Hoy día la cafeína se ha visto muy solicitada en combinación con analgésicos, y una de las razones es que ésta xantina tiene un efecto más preciso sobre el dolor muscular por ejercicio que las aspirinas y otros calmantes, como lo señala O'Connor de la University of Georgia, y aunque ha quedado demostrado en sus investigaciones dicho efecto, no está claro aún el mecanismo bioquímico de acción sobre la adenosina, si lo hace a nivel cerebral o directamente sobre los músculos, pero esta alternativa terapéutica se ve inhibida en los consumidores habituales de cafeína, pues sus receptores se encuentran demasiado habituados a ella.

Otro motivo para ser atractiva para los atletas es su efecto ergogénico, ya que reduce la sensación de fatiga al economizar el glucógeno, facilitando el esfuerzo físico e incluso intelectual; en una actividad aeróbica como la maratón, reditúa una ingesta de 25 mg. de cafeína una hora antes y otro tanto en los primeros minutos de la actividad deportiva, más sin embargo, su consumo de forma directa o en cócteles hipertónicos puede afectar el tubo gástrico (aumenta la producción de ácido clorhídrico y pepsina) poniendo en peligro la competencia, y la fatiga al final será mayor, pues acelera el proceso catabólico de recursos, como por ejemplo, al afectar el metabolismo de la creatina que le permite al organismo producir el combustible celular y, por tanto, el combustible muscular llamado Adenosino de trifosfato (ATP).

En cuanto al efecto diurético y sus repercusiones en la actividad deportiva cita Tafur (2004) que la cantidad de orina no se ve estimulada durante una competencia, pues el incremento de las catecolaminas por el ejercicio inhibe su impacto diurético. A todo lo anterior hay que añadir el que las organizaciones deportivas reconocidas sí consideran a la cafeína un estimulante y sus análisis antidoping eliminan al competidor que de más de 12 microgramos por ml. en orina. Como diurético, la cafeína disminuye la resorción tubular de Na + que debe ser de poco más de un 99% de lo filtrado, y aumenta la velocidad de filtración glomerular que es normalmente de 7 a 8 litros por hora (Ganong, 1997) afectándose el equilibrio electrolítico de la persona.

La Sociedad Americana del Cáncer también ha concluido que no existe relación entre el consumo moderado de café y cáncer, pero el Dr. Howard Hodis de la Universidad del Sur de California refiere estudios más puntuales que sí relacionan directamente a la cafeína con la enfermedad fibroquística en mamas de mujeres con predisposición, y la pregunta aquí es: ¿Cómo determina usted si tiene o no dicha predisposición a tal problema oncológico?. Otro problema de orden médico en la mujer es la dismenorrea (espasmos dolorosos durante la menstruación) en la que si bien es cierto, las xantinas no son un factor etiológico, sí se ha encontrado que, tanto en dismenorreas primarias como secundarias, su consumo incrementa la molestia en la mujer y aunque no está clara la correlación, clínicamente sí está demostrada. Otra mortificación médica, si bien no exclusiva del género femenino, pero estéticamente más valorada, es la celulitis, que también se ve agravada por la subvención de cafeína en la dieta.

Su consumo durante la gestación y lactancia es también un tanto controversial, considerando que un “consumo moderado” (= 2 tazas – no tarros- diarias) no afecta el desarrollo del hijo in útero; para la página web “Nacer Sano”, un mayor consumo admiten que incrementa el riesgo de bajo peso al nacer, prematurez, e incluso abortos espontáneos (duplica el riesgo). Ésta misma página refiere estudios que demuestran que el consumo de 300 a 500 mg. de cafeína diario (de 2 a 4 tazas de café o refrescos de cola) retrasaron la concepción hasta un 27%; un estudio del National Institute of Health según la pagina web “Bebés” plantea el hecho de que pueda facilitar la concepción masculina al estimular la movilidad espermática. De igual manera la cafeína afecta durante la lactancia al menor, pues al pasar a la leche materna, produce lactantes irritables y con alteraciones en el ciclo del dormir.

En cuanto a las migrañas, dosis elevadas de cafeína ayudan a evitar los cambios vasculares que favorecen a éstas molestias, pero es importante recordar que el paciente migrañoso requiere, para mitigar la molestia, de dormir entre otros cuidados, y la cafeína produce insomnio y estimula las respuestas ansiosas, con lo que abrimos un círculo vicioso en el que se consume el paciente. De manera más genérica y por que no es propiamente el objetivo del presente trabajo, mencionaremos otras enfermedades en las que la salud de la persona de ve impactada de forma negativa, como es el caso de la Isquemia, Síndrome del Intestino Irritable, Gastritis, Temblores (movimientos involuntarios de los músculos), Acné, Xerostomía (boca seca por reducción anormal de saliva), Degeneración Macular (deterioro de la mácula de la retina ocular), Herpes labial, Anemias por mala absorción de Hierro, Hipoglucemia, Jet lag (alteraciones del ciclo circadiano por viajes intercontinentales), Trastornos de vértigo, Enfermedad de Méniere, pacientes esquizofrénicos (y vea usted como la buscan incluso antes del primer brote, p. ej. el célebre impresionista Van Gogh), Trastornos de Ansiedad, Fuerte olor corporal (estimula la secreción de las glándulas apocrinas), Alteraciones del dormir (insomnio, parasomnias, Sd. pierna inquieta), Diabetes tipo II, pues al aumentar su estrés afecta su metabolismo de azúcares, aunque Rodríguez (2001) en su tesis refiere no haber encontrado diferencia significativa después de 20, 40 y 60 minutos (p>0.05) entre el grupo de los que consumieron 212.85 mg de cafeína con respecto a los que tomaron la bebida descafeinada.

Tu Revista Digi U@T. Vol 3 Num. 1. Agosto 2008
Universidad Autónoma de Tamaulipas