Los asistentes al debate, Jesús Sánchez Martos, catedrático de Educación para la Salud de la UCM; Ubaldo Cuesta Cambra; Antonio González Catena; María Ángeles de Álvaro Prieto; José María Pino, presidente y editor de Sanitaria 2000; Jaime Gil Robles y José Manuel Torrecilla.
Las estadísticas muestran datos preocupantes: la edad de inicio en el consumo de alcohol se sitúa ya en los 13,7 años y el 64 por ciento de los menores de 18 años consume alcohol de forma regular. Para frenar este importante problema de salud pública, se prevén una serie de medidas referidas a la restricción en la venta, consumo y publicidad de este tipo de bebidas entre los menores. En este sentido, el Ministerio de Sanidad ha presentado un Anteproyecto de Ley de Medidas Sanitarias para la Protección de la Salud y la Prevención del Consumo de Bebidas Alcohólicas por Menores. La polémica está servida ya que muchos defienden la necesidad de una regulación general del consumo de alcohol y no sólo centrada en los menores. A esto, se añade que la normativa afecta a diferentes intereses industriales y publicitarios, que luchan porque la ley no salga adelante.
La ley del alcohol no resulta ambiciosa y no cumple las expectativas previstas. El Ministerio ha hecho un borrador de circunstancias pero no se ha comprometido realmente con el problema. El consumo de alcohol requiere un abordaje más efectivo porque el alcohol es la droga más consumida por los jóvenes.
José Manuel Torrecilla. Gerente de Madrid Salud. Ayuntamiento de Madrid:
El alcohol es una droga y en el proyecto de ley elaborado por el Gobierno no se dice como tal, algo que es un error de concepto. Hay que nombrar a las cosas como son, si no se hace así se lanza un mensaje poco claro a los jóvenes y las campañas de la Administración resultan poco efectivas y la propia Administración pierde credibilidad.
Lo positivo de esta ley es que establece una licencia específica para vender alcohol. Es decir, solo quien tenga dicha licencia podrá vender alcohol. Una medida que me parece buena ya que hay que evitar que cualquier tienda venda alcohol a los jóvenes a cualquier hora de la noche.
Por otro lado, es incomprensible prohibir beber a los menores de 18 años en la calle porque resulta una medida inaplicable. Parece mentira que el Ministerio de Sanidad saque esta medida adelante; la prohibición de beber en la calle debe ser general para que pueda cumplirse, por eso confío en la sensatez y apuesto por hacer una limitación general en el consumo del alcohol. La prohibición de beber en la calle tiene que ser vista por los ciudadanos como una restricción general porque sino no tiene posible aplicación.
La publicidad es lo que más influye en el consumo de los jóvenes porque resulta eficaz e induce al consumo, por eso tendría que limitarse. No entiendo que no se pueda anunciar tabaco y sí alcohol.
Un aspecto que me parece peligroso de esta norma es que encomienda a las CCAA a tratar con sus recursos a pacientes que son adictos al alcohol. Asimismo, el hecho de que diga que estos tratamientos deben hacerse en el ámbito de la Atención Especializada es obviar que se han creado redes en las CCAA para este problema, algo que nos demuestra que el Ministerio tiene un desconocimiento total de la realidad.
Por último, echo de menos que la ministra de Sanidad, Elena Salgado, aplique la medida que considero más eficaz y que ha sido recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), aumentar el precio del alcohol ya que las bebidas de alta graduación deberían subir de precio porque son con las que se inician en el consumo de alcohol.
José Manuel Torrecilla. Gerente de Madrid Salud. Ayuntamiento de Madrid:
“El alcohol es una droga y como tal debe definirse en la ley. Hay que lanzar a los jóvenes un mensaje claro para que resulte efectivo. La publicidad es lo que más influye en el consumo de alcohol por ello hay que limitarla.”
María Ángeles de Álvaro Prieto. Jefe de Servicio de Asistencia al Drogodependiente. Comisionado Regional de Droga. Consejería de Familia de la Junta de Castilla y León:
El borrador es una normativa esperada por la Junta de Castilla y León que nos ha decepcionado por ser poco valiente, tremendamente tímida y muy dubitativa. No entendemos que sólo se regule el consumo de alcohol por parte de los menores ya que éstos están inmersos en una sociedad y copian las acciones de los mayores, e incluso las incrementan. No se puede proteger a un colectivo que está inmerso en una sociedad que consumo alcohol.
El hecho de sacar solo una ley que afecta a los menores genera menos problemas al Ministerio porque tiene una menor contestación social, que si las medidas alcanzasen a toda la población. Es incontestable que hay que proteger a los menores. Por ello, nos parece muy fácil hacer una ley para menores, lo complejo es hacer una de ley que regule el consumo de alcohol de toda la sociedad española, que suponga un enfrentamiento con sectores fuertes de la economía, como los hosteleros o las empresas de bebidas espirituosas. Esta medida es arriesgada y el Ministerio lo ha evitado. La norma no contempla actuaciones de prevención y asistencia, además confunde la Asistencia Especializada con la Específica.
En la elaboración de esta norma se ha contado muy poco con el Plan Nacional Sobre Drogas. Su papel en temas como las drogas o el alcohol es prácticamente nulo y poco a poco se le ha quitado el protagonismo que tenía. No se pueden distinguir entre drogas legales e ilegales, algo que resulta rancio e insuficiente.
María Ángeles de Álvaro Prieto. Jefe de Servicio de Asistencia al Drogodependiente. Comisionado Regional de Droga. Consejería de Familia de la Junta de Castilla y León:
“No entiendo por qué regula sólo el consumo de los menores, es difícil proteger a un colectivo que está inmerso en una sociedad que consume alcohol. Además, en el desarrollo de la ley se ha contado poco con el Plan Nacional sobre Drogas.”
Ubaldo Cuesta Cambre. Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad. Director del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Complutense de Madrid:
Los políticos no son conscientes de la influencia que ejercen a través de las normas que elaboran, que son las que marcan nuestra conducta.
Hace relativamente poco, en la Universidad Complutense analizamos una campaña contra el consumo de drogas elaborado por el Ayuntamiento de Madrid, y lo interesante de este estudio fue que los padres se quejaban de que no podían incidir sobre sus hijos debido a la fuerza de las normas y hábitos sociales. Los padres están agobiados porque no hay normas sociales que les ayuden en la educación de sus hijos. Se ha impuesto salir tarde, ir al botellón….y quien no lo haga es raro.
Hay que pedir a los políticos más rigor y responsabilidad porque el alcohol genera una adicción de tipo psicosociofísica, que es muy difícil de modificar una vez que ha aparecido.
A mi juicio, la ley es voluntarista porque da la impresión de que busca un falso consenso, no quiere ofender a nadie; ingenua, porque defiende actuaciones difíciles de cumplir, como prohibir beber sólo a los menores de 18 años; y poco rigurosa, porque no está bien documentada, no hace un buen análisis de la situación y no emplea una terminología precisa.
Creo que la ley tiene que mejorar algunos aspectos, en concreto, debe ser más rigurosa con la publicidad, tiene que tratar más a fondo el tema del botellón, un aspecto que esquiva a pesar de ser de los más importantes, y además, no apuesta por la Educación para la Salud, que es la clave fundamental en la prevención primaria.
Ubaldo Cuesta Cambre. Catedrático de Comunicación Audiovisual y Publicidad. Director del Departamento de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad Complutense de Madrid:
“La ley busca un falso consenso, se propone objetivos difíciles de cumplir y no está bien documentada ni usa una terminología precisa. Creo que es poco rigurosa y que se ha dedicado poco tiempo para su elaboración.”
Jaime Gil Robles. Secretario Patrono de la Fundación Alcohol y Sociedad:
Nadie de la Fundación Alcohol y Sociedad, por principios, tiene la intención de vender alcohol a los menores. Una vez dicho esto, creo necesario destacar que la ley ha abordado el consumo del alcohol en adultos de forma traicionera, porque en algunos de los artículos no nombra a los jóvenes.
Bienvenida sea la ministra que se preocupa por el consumo excesivo de alcohol en los menores, ya que otros nos llevamos preocupando más tiempo. En España hasta hace poco, aproximadamente diez años, teníamos una situación de consumo de alcohol considerada probablemente la más saludable de la Unión Europea. El 95 por ciento de los consumidores en España beben de forma moderada, sensata y responsable. Los datos del Euro barómetro de 2005 indican que en España las ocasiones de consumo no son superiores a dos veces al día y no más de cinco veces a la semana. Algo que coincide con las recomendaciones de la OMS.
Me sorprende que en este debate se hable del alcohol con esta agresividad cuando la propia OMS establece un límite de tolerancia de consumo de alcohol.
Creo que esta ley se inspira en muchas normas elaboradas por las Comunidades Autónomas, y si se comparan los datos de consumo de alcohol en menores de todas ellas, no se aprecian diferencias.
No pueden establecerse discriminaciones de grado, algo que para nuestra Fundación, es de una gravedad bestial. El que una botella tenga 40 grados no significa que los consumidores se beban esta graduación de golpe. Como el 45 por ciento del consumo de bebidas espirituosas se hace en destilados y combinados, el resultante final de los grados absorbidos es exactamente el mismo que se puede encontrar en una copa de vino o en una cerveza. Esta es la razón de que no pueda existir este tipo de discriminación.
Se ha dicho que las bebidas de iniciación son bebidas de alta graduación y como datos hay para todos los colores, yo pongo sobre la mesa que las bebidas que consumen los jóvenes de 14 a 16 años son de carácter fermentado, porque son baratas, las pueden adquirir con facilidad y porque son más agresivas, según los propios menores.
Debido a la distinción de grados, todos los conductores que dan positivo en los controles de alcoholemia son por consumo de vino o cerveza. Esto se debe a que se están lanzando mensajes de que hay bebidas buenas y malas.
Jaime Gil Robles. Secretario Patrono de la Fundación Alcohol y Sociedad:
“El compromiso de la industria alcoholera contra el consumo de alcohol por parte de los menores es total. Nadie de nuestra organización tiene intención de vender alcohol a los menores ”
Antonio González Catena. Presidente de la Federación de Alcohólicos de la Comunidad de Madrid (FACOMA):
Los alcohólicos necesitamos que se le de al alcohol el reconocimiento de droga porque es una sustancia que crea adicción. Por esto no me gusta el nombre de la ley, porque el alcohol es una droga más. Sería más acertado elaborar una ley de Drogodependencias, que incluya todas las sustancias consideradas como drogas. El único banco real de datos somos los alcohólicos, y esta ley que ha elaborado el Gobierno no soluciona nada, genera más problemas que soluciones. Estoy de acuerdo con el resto de contertulios que opinan que esta norma intenta crear un consenso ficticio.
El alcohol modifica los comportamientos del consumidor y crea adicción, por eso es una droga. Es una sustancia que, cuando lo consumes, no te permite decidir ni ser responsable, te hace perder el control, así que campañas de publicidad como la de "Bebe con moderación. Es tu responsabilidad", no son eficaces. No se puede pretender cambiar a los jóvenes sino se cambia a la sociedad.
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Antonio González Catena. Presidente de la Federación de Alcohólicos de la Comunidad de Madrid (FACOMA):
“Los alcohólicos necesitamos que el alcohol sea reconocido como una droga porque crea adicción. Es una sustancia que modifica el comportamiento de la persona.”
Jesús Sánchez Martos. Catedrático de Educación para la Salud. Universidad Complutense de Madrid:
En este debate de la Ley del Alcohol están representados prácticamente la totalidad de las partes implicadas, salvo el Plan Nacional sobre Drogas debido a que su responsable, Carmen Moya ha evitado nuestra invitación al no atender las numerosas llamadas telefónicas que le hemos realizado.
Estoy de acuerdo con los contertulios de que el alcohol es una droga y creo que el Gobierno no quiere admitirlo, por eso esta afirmación no se recoge en el preámbulo de la ley.
En un país consumidor, como es España, es importante divulgar y hacer ver que el alcohol, al ser una droga, crea adicción. De la misma manera que se habla de los fumadores pasivos, yo voy a intentar crear el término de bebedores pasivos, que son aquellas personas que sufren las consecuencias de quienes beben, por ejemplo las mujeres de alcohólicos que sufren malos tratos por parte de sus maridos.
Jesús Sánchez Martos. Catedrático de Educación para la Salud. Universidad Complutense de Madrid:
“Creo que es absurdo distinguir entre drogas legales e ilegales, todas son iguales y por ello, defiendo una ley de Drogodependencias. Las actividades encaminadas a la prevención y la Educación para la salud no son valoradas por los políticos porque ofrecen resultados a muy largo plazo, y eso no les interesa.”
José María Pino. Presidente de Sanitaria 2000 y editor de Revista Médica y Redacción Médica:
No estoy en contra ni de que se beba ni de que se fume pero considero que el alcohol es infinitamente peor que el tabaco y por eso defiendo que se limite o prohíba la publicidad sobre bebidas alcohólicas. No entiendo que se publicite una sustancia que, a mi juicio, es una droga, no tiene que haber ninguna publicidad de alcohol.
Entiendo la preocupación de los padres por el consumo de alcohol en los jóvenes. Los hábitos de los menores y jóvenes ha cambiado mucho en los últimos años, ahora lo que se lleva es salir tarde y beber. Además, es complicado controlar el consumo si se les colocan carpas para hacer botellón.
José María Pino. Presidente de Sanitaria 2000 y editor de Revista Médica y Redacción Médica:
“No sé por qué el Ministerio se preocupa por el tabaco y no ataca el consumo del alcohol, que es un tema que nos preocupa a los padres. Los políticos no se han preocupado de los temas realmente importantes, de aquellos que nos importan a los ciudadanos, como el consumo de drogas por parte de los menores. Y es fundamental que no se establezcan diferencias entre alcohol y droga, porque son lo mismo.”
María Ángeles de Álvaro Prieto
La ley es incompleta, trata sólo el consumo de los menores pero ni siquiera profundiza en actuaciones para prevenir el consumo por parte de este sector social.
La OMS considera que es un consumo excesivo todo aquel que supera las 28 unidades de bebida a la semana por hombre y las 27 por mujer. Esto equivale a menos de cuatro unidades de bebida al día, y cada vino y cerveza es una unidad.
No estoy de acuerdo con Gil Robles, a mi juicio cada copa no es igual. No tienen la misma graduación una copa de vino que un combinado.
José Manuel Torrecilla
Una persona bajo los efectos del alcohol no es responsable. La edad de inicio en el consumo de alcohol, según encuestas realizadas,
está subiendo y aunque a la industria alcoholera le duela, tenemos que seguir trabajando para que aumente esta edad.
Jaime Gil Robles
No estoy de acuerdo con que las bebidas de iniciación sean las de alta graduación. Según mis datos, las bebidas que consumen los jóvenes de 14 a 16 años son de carácter fermentado, porque son baratas, las pueden adquirir no facilidad y porque son más agresivas, según los propios menores.
Ubaldo Cuesta Cambra
La ley esta hecha con poco interés y da la sensación de que el consumo de alcohol no se es un tema que no se toma en serio. No se emplea ni el tiempo ni el dinero suficiente. Los políticos no son conscientes de la importancia de este tema y, de ahí que no le dediquen el tiempo necesario. El consumo de alcohol debe tratarse en las escuelas, donde se les debe enseñar qué es el alcohol y que son las drogas.
Antonio González Catena
Vivimos en una sociedad alcohólica y alcoholizante. La Administración debe adquirir las competencias para trabajar en la formación y prevención del alcohol. Ahora los jóvenes consumen alcohol durante el botellón pero también hay muchos alcohólicos que nunca han ido a un botellón.
Jesús Sánchez Martos
Creo que el alcohol es una droga como todas las demás, no estoy de acuerdo con que se hable de drogas legales e ilegales, todas son iguales y por ello, defiendo una ley de Drogodependencias.
El debate sobre la Ley del Alcohol permitió a los diferentes contertulios exponer sus ideas, seguidas con atención por el resto.
Ronda de conclusiones
José Manuel Torrecilla
Las pautas y roles sociales influyen en el consumo de alcohol y es necesario cambiarlos, pero como es algo complicado y lleva su tiempo, hay que aprovechar el tiempo en la aplicación de medidas como el control de la disponibilidad del alcohol por parte de los jóvenes.
Propongo que sea más difícil comprarlo, hace falta que el precio sea disuasorio y es enormemente importante que se prohíba la publicidad de alcohol.
María Ángeles de Álvaro Prieto
No se puede atajar el problema del alcohol en los jóvenes sino se trata en los adultos. La clave es prevenir el consumo de alcohol a nivel escolar y familiar.
Además, es fundamental tratar el consumo de esta sustancia en el ámbito laboral, donde la toma excesiva se multiplica por cinco.
Ubaldo Cuesta Cambra
Está bien que los políticos ejerzan influencia y, por ello, hay que concienciarles de la importancia de las normas sociales que se desarrollan a través de las leyes aprobadas son fundamentales.
Los responsables políticos deben prepararse bien y rodearse de especialistas. Tienen que tomarse en serie los problemas para hacer bien su trabajo.
Jaime Gil Robles
A este país le hace falta reflexionar sobre el consumo de alcohol en los menores, algo que está muy relacionado con el comportamiento de la sociedad.
Hay que abordar las razones básicas que llevan a los menores a tener tiempos de ocio que les permitan beber alcohol durante la madrugada.
Antonio González Catena
Vivimos en una sociedad alcohólica y alcoholizante. Desde el colectivo de los alcohólicos no vamos a prohibir a nadie que no beba y tampoco podemos enseñara a beber.
La mejor prevención es la formación, para eso hay que definir al alcohol como sustancia adictiva. La administración tiene que adquirir las competencias de prevención y formación.
Redacción Médica 7/11/06 |