Uno de cada cinco americanos adultos vivió con un alcohólico mientras crecía. Los siquiatras de niños y adolescentes saben que estos niños corren mayor riesgo de tener problemas emocionales que los niños cuyos padres no son alcohólicos. El alcoholismo es común en las familias y los hijos de alcohólicos tienen una probabilidad cuatro veces mayor que otros niños de convertirse en alcohólicos. La mayoría de los hijos de alcohólicos han experimentado cierta forma de abandono o abuso.
Un niño en este tipo de familia puede tener una variedad de problemas:
Culpabilidad: El niño puede creer que es la causa primordial de que su padre/madre abuse de la bebida.
Ansiedad: El niño puede estar constantemente preocupado acerca de la situación en su hogar. Puede temer que el padre alcohólico se enferme o se hiera, y puede también temer a las peleas y la violencia entre sus padres.
Vergüenza: Los padres pueden transmitirle al niño el mensaje de que hay un terrible secreto en el hogar. El niño que está avergonzado no invita sus amigos a la casa y teme pedir ayuda a otros.
Incapacidad de establecer amistades: Como el niño ha sido decepcionado tantas veces por el padre/madre que bebe, no se atreve a confiar en otros.
Confusión: El padre alcohólico cambia de momento, va de ser amable a ser violento sin ninguna relación con el comportamiento del niño. Una rutina regular diaria, tan importante para el niño, no existe en su casa porque las horas de las comidas y de acostarse cambian constantemente.
Ira: El niño siente ira y rabia contra el padre alcohólico porque bebe tanto y suele estar enojado también con el padre que no es alcohólico porque no le da apoyo o protección.
Depresión: El niño se siente solo e incapaz de poder hacer algo para cambiar la situación.
Aunque el niño trata de mantener el alcoholismo en secreto, sus maestros, parientes, otros adultos o sus amigos pueden darse cuenta de que algo está mal. Los siquiatras de niños y adolescentes indican que los siguientes comportamientos pueden ser síntomas de un problema en el hogar, como el del alcohol:
-El fracaso en la escuela y las ausencias frecuentes.
-La falta de amigos, el retraimiento de los compañeros de clase.
-El comportamiento delincuente, como el robar y la conducta violenta.
-Las quejas frecuentes de problemas físicos, como dolores de cabeza o de estómago.
-El abuso de bebidas alcohólicas o drogas.
-La agresión contra otros muchachos.
-El comportamiento de exponerse continuamente a riesgos.
-La depresión, o pensamientos o comportamiento suicida.
Algunos hijos de alcohólicos tratan de actuar como "padres" responsables de la familia y entre sus amigos. Tratan de hacerle frente al alcoholismo convirtiéndose en personas controladas, que tienen mucho éxito en la escuela, pero que viven emocionalmente aislados de otros niños y maestros. Sus problemas emocionales no son aparentes hasta que se convierten en adultos.
No importa si sus padres están en tratamiento para el alcoholismo o no, estos niños y adolescentes pueden beneficiarse de programas educativos y de grupos de ayuda mutua organizados para los hijos de alcohólicos por "Al-Anon" y "Alateen". La ayuda profesional temprana es también importante para prevenir problemas más serios para el niño, inclusive el alcoholismo. Los siquiatras de niños y adolescentes ayudan a estos niños con sus problemas personales y también los ayudan a entender que no son responsables de los problemas de sus padres.
El programa de tratamiento puede incluir la terapia de grupo con jóvenes en la misma situación, lo cual reduce el aislamiento que sienten los hijos de alcohólicos. El siquiatra de niños y adolescentes trabaja a menudo con toda la familia, particularmente cuando el padre alcohólico ha dejado de tomar, para así desarrollar formas saludables de relacionarse entre los miembros de la familia.
American Academy of Child Adolescent Psychiatry.
No. 17 (Revisado 5/99)